💫 CAPITULO 1 💫

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A Mew le dolió el corazón.

Después de otro golpe sólido, el borracho padre señaló hacía la cara del niño.

El niño estaba sangrando por la boca pero no soltó ni una sola lágrima.

-Eso es lo que obtienes por pedir una maldita fogata porque es Navidad- La palabra salió como una burla. -La Navidad ni siquiera es real, maldito tonto. Es solo otro día inservible- Luego, el padre se empujó sobre sus pies y caminó a través del cuarto de manera inestable antes de desaparecer al final del oscuro pasillo.

Le tomó un momento al niño en el piso sentarse, pero lo hizo eventualmente, cabello oscuro un desastre. Se pasó la mano por su cara ensangrentada con la manga de su demasiada grande camisa de franela con un hueco en el codo. Mew reconoció al niño, aunque en anteriores vísperas de Navidad, nunca había lucido tan desnutrido, tan enfermo.

Después de un silencioso momento, los otros dos niños salieron de su lugar de escondite y se unieron a su hermano en el centro de la habitación.

La niña pequeña, con su cabello en una coleta desordenada dijo -Te lo dije- y pinchó a su hermano en la rodilla.

Él no le hizo caso, simplemente miró a la chimenea vacía.

-Si- dijo el otro niño. Aunque probablemente no tenía más de seis o siete, tenía una apariencia tosca como si hubiera vivido por varios años en las calles.

Los niños más pequeños se recompusieron rápidamente y se fueron, probablemente a sus cuartos para jugar. Mew odiaba la rapidez con la que se recomponían, porque eso significaba que este tercer niño, el niño mayor que los había protegido, recibía palizas con frecuencia. Y a nadie le importaba.

Mew se quedó observando mientras el niño que sangraba seguía mirando la chimenea con sus brazos cruzados sobre sus dobladas rodillas. Ahí fue cuando se dio cuenta.

Era este niño quien parpadeaba. Este niño había llamado a Mew a la casa.

Con un chasquido, Mew produjo fuego en la chimenea, y el niño se echó hacia atrás a través del deformado piso de madera. Entonces, Mew envolvió al niño de manera segura en "El Otro Lugar" y se sentó a su lado. Mew podría haber esperado algún tipo de reacción; un grito, quizás, lo cuál era la razón por la que los había envuelto en un lugar donde nadie pudiera ver o escucharlos hasta que Mew lo permitiera.

Pero el niño no gritó. Miro a Mew, al fuego, y miró sobre su hombro al fondo del pasillo.

-Nadie nos va a molestar- Mew dijo en voz baja.

El niño arrugó su nariz. -Mierda, debió haberme pegado bastante fuerte esta vez- La mala palabra sonaba aún más fea saliendo de la boca de alguien tan joven.

-¿Te golpea bastante tu papá?- preguntó Mew. Se sentía enorme al lado de alguien tan pequeño y frágil. Se preguntó cuándo había sido la última vez que había comido.

El niño hizo una mueca. -Ese no es mi papá- se encogió de hombros -No conozco a mi papá. Frank es solo el estúpido que me acoge- Se limpió una gota de sangre de un lado de su boca con el pulgar. -¿De todas formas, quién eres?- En sus grandes ojos se reflejaban el danzar de las llamas, verdes como un pino fresco recién cortado.

-El Padre de la Navidad.

La cabeza del niño se giró hacia él -¿Qué? ¿O sea, Santa?

-Si - Mew asintió. -Y tú crees en mí...

-Nop- jaló sus medias. Uno de sus dedos se escapó de un hueco desharrapado. -Es cosa de niños nada más.

-¿No eres tú un niño?

MIENTRAS DUERMES - MEWGULFWhere stories live. Discover now