1. Autocontrol

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Ellos habían llegado al castillo en tierras rusas hace muy poco.

De hecho solo habían pasado un par de horas desde que llegaron en tren desde Alemania, tanto padre como hijo estaban cansados y no es para decir menos.

Habían viajado bastante en las últimas semanas, estaban los dos física y mentalmente agotados.

Más Reich quien había pasado recientemente por el primer rut y con él, la revelación, la tan nombrada casta.

- ¿No podría pedir un cuarto para mí? Necesito ir a dormir.

- No Reich, solo quédate por allí unos minutos, terminamos de hablar, nos darán nuestra habitación y dormiremos.

- ¿No puede pedirlas antes?

- Ya te dije que no.

El alemán menor suspira, repasando con la mirada la entrada del castillo del zar, balanceándose un poco en su lugar, estaba cansado y habían estado parados más de cinco minutos en la misma sala gracias a que el anfitrión no había llegado a dar la bienvenida a su hogar.

Estaba realmente impaciente.

- ¿No se supone que Imperio Ruso debería de estar acá con nosotros? Está llegando tarde.

- Reich, ve al patio o algo, no te quiero aguantar a ti ni a tu comportamiento en este momento, estoy igual o más cansado que tú.

El alemán menor suspiro, mirando el palacio hasta donde sus ojos le permitían, admirando el estilo rococó del interior.

- Imperio Alemán, Káiser de Alemania y su hijo, Thrid Reich, disculpen la demora, ocurrió un imprevisto inesperado, sé que están cansados y me disculpo por mi impuntualidad, podemos ir avanzando a la sala en donde vamos a hablar con más tranquilidad.

El ruso comenzó a caminar a frente a los alemanes y estos le comenzaron a seguir.

- Normalmente, les daría un recorrido por el palacio, sin embargo, es de mi conocimiento que han viajado bastante esta última semana, me imagino que han de estar muy cansados, ¿no es así?

- Así es, agradezco la consideración de no alargar esto más de lo necesario.
Imperio Ruso observó por un rato a los dos alemanes atrás suyo.

- ¿Qué le parece si hago que le den antes la habitación a su hijo para que esté pueda descansar?

- Le haría un gran favor a Thrid Reich.
El zar asiente con la cabeza, avisándole a una de las criadas que estaba a su lado.

- Las llaves para su habitación puede que tarden un poco, si su hijo desea puede esperar aquí o fuera en el patio mientras nosotros avanzamos a la sala de reuniones.

Thrid Reich, quien recién se estaba integrando a la conversación, asiente con la cabeza.

- Reich se quedará en el patio, nosotros podemos ir avanzando.

Reich miró confundido a su padre mientras se alejaba con el zar, suspiro derrotado y se encaminó al patio.

Por suerte sí recordaba dónde estaba la salida al patio de ese gran palacio.

Había pasado unos minutos, pero cada cosa que veía era más bella que la anterior. A diferencia del estilo rococó que dominaba en el interior, en el exterior dominaba el barroco.

Las flores eran tan bellas y tan únicas, tan perfectamente colocadas; mataría por tener sus óleos, pinceles y sus lienzos cerca.

Tomo aire y comenzó a caminar, aventurándose, quería conocer más.
Sin embargo, solo encontró a un chico un poco más alto que él, por su rostro puedo reconocerlo como el hijo del Imperio Ruso.

Y era sorprendentemente bello.
Con curiosidad se acercó a él, tocó su hombro dispuesto a saludarlo. Cuando el chico volteó a mirarlo y sus ojos se encontraron, algo pareció hacer click.

Como dos engranajes.


Reich cargaba a Unión por todo el palacio tratando de encontrar a sus padres, alguna mucama o por último, algún guardia.

No sabía muy bien qué era lo que le pasaba al otro; sin embargo, el olor tan fuerte que emanaba el más pequeño de los rusos era tan embriagador que sabía que solo significaba problemas.

Su parte racional sabia que no era normal y que no debía de ceder, debía de buscar ayuda para el ruso.

Aunque su parte más irracional y salvaje, estaba ganando terreno bastante rápido.

Hace bastante poco había conocido su casta, no sabía controlar muy bien a su lobo y que Reich teniendo ese nivel de autocontrol en una situación como esta, era un milagro.

El alemán pudo reconocer la voz de su padre bastante cerca de donde se encontraba y con la última pizca que conciencia que le quedaba, logró entrar.

La reunión se suspendió a la mitad y cada padre fue a cuidar a su respectivo hijo.

Posiblemente, ninguno de los dos jóvenes recordaría de forma clara lo sucedido y los dos adultos prefirieron que se quede de esa forma, en especial Imperio Ruso.

Los dos ese mismo día por la noche prometieron nunca más volver a hablar de lo ocurrido, tratando de que sus hijos, mientras ellos estuvieran vivos, se encuentren lo menos posible.

Omegacember [ Nazunist ]Where stories live. Discover now