—Si, quería hacer especial este día y cocinarte yo, así que tienes suerte hoy. — Me dice con cariño.

Siempre hace lo mismo cuando tengo competencias, es como su ritual para que gane.

Mi mamá no tiene mucho tiempo, por eso no cocina casi nunca y digo casi nunca porque siempre que tengo competencias o cosas importantes se toma el tiempo de preparar el desayuno, es como su forma de decirme que me está apoyando.

Y aunque sé que lo hace siempre, siempre le pregunto si cocino ella, para hacerlo saber que si noto que ella fue quien preparó esa comida, además me gusta ver su sonrisa cuando finjo darme cuenta de que ella preparó lo que estoy comiendo.

—Está muy rico, gracias. — Le digo.

La comida transcurre en silencio la mayor parte del tiempo, pero tengo una pregunta en la garganta que quema por salir.

—¿Dónde está mi papá? — preguntó por fin cuando ambos terminamos de comer.

—Dijo que tenía que ir a ver algo pero que estaría a tiempo para ir con nosotros a la competencia. — Explica mi mama y antes de que tenga tiempo de quejarme escucho como se abre la puerta.

Volteo y veo a una de las chicas que nos ayudan abrir la puerta y dar paso a dos mujeres que traen maletas de mano, de esas que usas cuando vas a viajar en avión.

Una de ellas es pelirroja, con labios grandes, morena, tiene el pelo rizado y lo lleva atado en una coleta alta, las uñas cortas y su maleta es rosa bebe.

La otra es más alta, pelinegra, con el pelo muy corto, blanca casi como un papel, también tiene un par de tatuajes en los brazos y su maleta es negra.

—Señora Helena, estas señoritas dicen que tiene cita con usted. — Informa Viviana.

—Si, no te preocupes, las puedes dejar entrar. — Le dice mi mama y ella las deja pasar al comedor.

Se acercan otra de las personas que nos ayuda con las cosas de la casa y retira los platos de la mesa, para después pasar un trapo y dejarla reluciente.

—Hola, es un placer conocerla señora helena, yo soy Erika y ella es Antonella, usted habló conmigo el otro día, yo soy la maquilladora y mi compañera es la estilista. — Informa la morena.

—Hola, muchas gracias por venir, él es mi hijo Mateo. — Dice y me señala yo levanto la mano para saludarlas y ellas me devuelven el saludo con una sonrisa.

—Pueden hablar con él, es quien necesita el maquillaje, como les dije es para una competencia, me gustaría que nos acompañarán a la competencia, de ser posible hasta que termine, pero si no hasta que entre al hielo. — Dice mi madre. Las chicas dudan y al ver esto mi mama agrega más información. — Estoy dispuesta a pagarles el doble si van, no quiero que a mi hijo se le corra el maquillaje antes de competir ni nada de eso. — Explica mi mamá.

—Está bien, podemos acompañarla, no hace falta que pague el doble del precio inicial, pero el costo del maquillaje va a subir un 25%, es un pedido poco usual y no solemos hacer esto, pero al ser usted lo vamos a hacer. — Dice la pelinegra y la more asiente en afirmación.

Mi mama se disculpa y se retira para cambiarse la ropa, yo me quedo con las dos chicas en la cocina.

—Muy bien ¿Qué te gustaría hacer? ¿Tienes alguna idea? — Pregunta la morena.

—Pues la verdad no sé muy bien, mi traje es azul y blanco, simula ser un cisne con pedrería, creo que tengo un par de fotos. — Digo y saco mi teléfono, abro la galería y selecciono una foto del traje terminado, le extiendo mi celular a la chica para que vea lo que voy a usar.

Miedo a Amar [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora