— Mami, deberías estar en la cama, ¿que haces aún despierta?— regañó en tono suave.

— Estaba esperándote, mi osito de miel.
¿Como estuvo tu día? ¿Te alimentaste bien?— interrogó la mayor, ignorando el pequeño regaño por parte de su hijo.

El menor se dió por vencido, sabía que su madre era tan terca de cuanto su salud se trataba. Ella prefería esperarlo, así fuera media noche.

Con un corto suspiro, Taehyung guió a su madre hasta el sillón. Acto seguido, se acurrucaron juntos, mientras sonreían ampliamente.

— Mi día estuvo bien, mami. Jin Hyung preparó Kimchi y estaba tan delicioso que terminé pidiéndole dos porciones más.— contó entre risitas.

— Deberías invitar a tu primo a la casa, bebé. Hace mucho que no lo veo y lo extraño— Taehyung asintió con ligereza y la mayor continuó— ¡Es más! Dile que venga mañana, prepararé un delicioso bibimbap para cenar los tres juntos.

— Esta bien, mami. Se lo diré mañana.
Ahora iré a quitarme las lentillas, porque quiero dormir, muero de sueño.—bostezó y talló sus ojitos con pesar.

— Osito, ¿por qué sigues utilizando eso?— regañó.— Ya te dije que puedes lastimar tus hermosos ojitos, mi amor.

— Mamá, ya lo hemos hablado... El color de mis ojos, son muy poco comúnes por no decir raros.— espectó con tristeza— Además, todos se alejan de mí. Nadie me quiere... Todos dicen que soy un fenómeno— finalizó al borde de las lágrimas.

— ¡Ah, no! Alto ahí, Kim Taehyung.
¿Cuantas veces te he dicho que el color de tus ojos, son hermosos y únicos?— cuestionó la mayor. No hubo respuesta.

— Mi amor, tu eres hermoso. No hagas caso a lo que la gente diga. Esas personas son gente sin atención y que además, no se aceptan ni a sí mismas. Es verdad que el color púrpura de tus ojos son poco comúnes, pero... ¿Sabes una cosa?
Eso te hace único y la persona que te quiera, te aceptará sin condiciones y conociendo todo de tí. Así que no vuelvas a repetir frente a mi presencia, que el color de tus ojos son raros.
¿Oíste, bebé?

Taehyung era un mar de lágrimas, las palabras de su madre, golpearon fuertemente su corazoncito. La amaba demasiado... Amaba demasiado a su madre, que no se imaginaba una vida sin ella. Porque ella era el motivo de levantarse día a día.

— Entendido, mami. Gracias por tus sabias palabras, te amo.— finalizó plantando un casto beso en la mejilla de su madre.

Y con unas enormes sonrisas en sus rostros, madre e hijo subieron a sus respectivas habitaciones, dispuestos a descansar.


Yeongnam- Daegu

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Yeongnam- Daegu.

Mansión Min.

— ¿Ahora sí vas a hablar, hijo de perra.— una ronca y potente voz, resonó en aquellas amplias paredes de la desconocida habitación.

EFECTO PÚRPURA [KOOKV] En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora