—Puedes retirarte—dijo cansado.

Sun Lian asintió y se marchó, todavía teniendo que encargarse de sus propias cosas, las que Shang le había confiado. Su pobre discípulo principal tenía que sufrir tanto como él y era algo que hacía sentir mal a Shang Qinghua porque sabía lo que era pasar por todo eso. Sin embargo, no tenía mucho tiempo para ocuparse de él. Como señor del pico AnDing y espía de un demonio, Shang Qinghua tenía poco tiempo libre incluso para preocuparse.

Abrió los documentos que Huan Hua había enviado. Las palabras flotaron frente a él y se dio cuenta de que apenas podía leerlas. Estaba tan cansado de siempre lo mismo. Muchos de los pergaminos que leía comenzaban igual y eran pocas las cosas que cambiaban, pero si no prestaba atención a ellas la secta caería en un gran caos. Y si la secta caía en caos, el sistema iba a castigarlo. Y Shang Qinghua realmente no quería saber que se sentiría ser castigado por el sistema. No era tan optimista como para pensar que las cosas no podían ponerse peor.

Cuando logró concentrarse, luego de una varita de incienso, pudo leer los documentos y asegurarse de redactar un resumen para QiongDing. El líder de secta, al igual que él, tenía cosas de las cuales ocuparse y necesitaba ahorrarse todo el tiempo posible. Leer y redactar informes era el trabajo del señor de AnDing, mantener la secta a salvo era la principal tarea de QiongDing.

Realmente el trabajo de una secta era agotador.

Cuando los documentos fueron leídos y resumidos, la pila de papeles revisada y la segunda pila de papeles acomodada, Shang Qinghua encontró un pequeño momento de paz para acostarse un rato en su cama y dejar que la tranquilidad se apodere de él por, al menos, dos varitas de incienso. Nunca podía ser más. Si un día descansaba más de una hora, fuera de su horario de sueño, Shang Qinghua podía considerarse realmente afortunado.

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Cuando despertó, lo primero que notó fue que no había pasado mucho tiempo desde que se quedó dormido. El día no había mutado a noche y el sol estaba casi en el mismo lugar en el que había estado cuando se arrojó a su cama. Shang Qinghua miró su alrededor, dándose cuenta de que se había envuelto en su manta hasta el cuello. El frío en el ambiente era demasiado y sentía su cara helada. No entendía quién dejó la ventana abierta o si él la dejó antes de irse a dormir. ¿Acaso quería enfermarse?

Fueron segundos de lucidez lo que le hizo darse cuenta de que, tal vez, no era la ventana la que había quedado abierta. Se sento de repente en su cama y miró su habitación.

—¿Mi Rey?—preguntó, todavía envuelto como un bollo por la manta.

Mobei-jun salió de las sombras, mirándolo fijamente. Shang Qinghua no tardó en desenvolverse, incluso si el frío lo hacía temblar, para inclinarse ante el demonio y mostrar sus respetos. La última vez que no lo hizo, Mobei-jun le dejó el torso magullado de un solo golpe.

—M-mi Rey, este sirviente lamenta...

De repente, Shang Qinghua se quedó sin palabras. Mobei-jun se movió repentinamente hacia él y lo envolvió en sus brazos. Su cuerpo tembló más por el miedo que por sentir el cuerpo helado de Mobei-jun contra el suyo. Si era un nuevo método para castigarlo, entonces solo le quedaba cerrar los ojos y esperar a no sufrir demasiado. Luego podría pensar qué fue lo que hizo mal como para ser castigado por Mobei-jun.

Sin embargo, luego de un tiempo sin sentir dolor, Shang Qinghua abrió los ojos y descubrió que seguía apoyado contra el cuerpo musculoso de Mobei-jun, con los brazos del demonio todavía envueltos en su cuerpo. Shang Qinghua parpadeó confundido, preguntándose qué era lo que esperaba su Rey al sostenerlo de esta manera tan extraña. ¿Estaba queriendo sentir su energía espiritual? ¿O estaba queriendo hacer algo en su cuerpo sin que él se diera cuenta?

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now