V E I N T E (Epílogo)

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—Me los llevaré a mi habitación para echarles un ojo —avisó después de toser—, deberías apresurarte a buscar... lo que sea que estés buscando.

Daniela dio un giro sobre sus pies y empezó la búsqueda de ese diario que no había podido sacarse de la cabeza desde que era una pequeña.

—¿Qué mierda es un Justin Bieber? —cuestionó Teddy al desempolvar una revista—, ah, es un tipo.

Daniela encontró una caja plástica con un montón de cuadernos suyos de cuando iba al preescolar. En definitiva, su mami era una acumuladora compulsiva. Hojeo uno que otro, pero se aburrió al ver tantas notas de «La niña no termino la tarea porque le dio flojera».

En su defensa, era culpa de la maestra esa por poner tanta tarea.

Al fondo estaba ese libro de pajaritos en su portada y de lomo grueso. Como era de costumbre, lo abrazó y agradeció que no se hubiera perdido.

—En cada segundo me vuelvo más viejo —aseguró Teodoro al ver que su hermana todavía estaba de cuclillas y no se apresuraba para salir—, y ya sabes... no sé vuelve a tener doce dos veces.

Daniela se acercó a su hermano y lo ayudó a llevar la caja a su habitación.

La palabra «orden», es la que le pasaba por la cabeza cada que ponía un pie en su habitación, para ser un niño tenía un impulso para tener cada cosa en su lugar y ni hablar de sus arrebatos de control cuando alguien intentaba cambiar de puesto algo.

—¿Dónde la pongo? —indago Daniela al suponer que su hermano le arrancaría la cabeza de ponerla en su cama... o en su suelo si quiera.

—En la alfombra —señaló.

A Daniela se le hizo extraño que su hermano quisiera tener en su habitación algo polvoriento, según sabía él se ponía irritante cada que veía algo sucio.

—Esto está lleno de diarios —comentó Teddy al sacar uno con la portada hecha casi pedazos—, ¿Deberíamos pedir permiso para leerlos?

Daniela se encogió de brazos al tomar el que ella había leído con tan sólo nueve años.

—Supongo que si, pero como no están...

—Bien, leamos entonces —zanjó al estornudar y entornar los ojos hacia el diario de color azul que tenía en letra corrida un «Heyde Nazareth Nazoa».

Su mami tenía suerte de que Teddy había copiado su forma de escribir y que era un traductor andate de su letra.

«Hola, seguro debes ser Heyde del futuro... mucho gusto, creo. Espero no equivocarme y que esté leyendo esto un vagabundo en algún basurero, de ser así, mi no nombre no es Heyde... Es Nazareth, si ajá. Realmente debería empezar esto con una confesión al estilo de algún serie de televisión, así que haré el intento. Querido vagabundo, me gusta una muchacha de por mi casa (cuyo nombre no pienso revelar, por si acaso la conoces) el otro día me salvó de casi ahogarme en la alcantarilla de las esquina y le juré lealtad, te mantendré al tanto por si hablo con ella estos días».

Teddy dejó escapar una risa nasal al leer a su mami pequeña, su corazón se sintió extraño ante tanta ternura e inocencia. Muy en cambio, Daniela leía la letra amolde de su madre que describía sin pudor y con detalles sus deseos hacia la vecina.

Entre Marzo Y Agosto✨ [TERMINADA]Where stories live. Discover now