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—Podríamos ahorrar varias escenas si es que tomamos otra opción. Modificar el guión, en este punto, me parece lo más acertado. Estoy seguro que el autor querrá una jugosa cantidad monetaria en su cuenta bancaria. Y, le recuerdo, qué al público hay que darle lo desean ver. Además, siempre debemos recordar…

Minho Lee no podía creer lo que estaba escuchando. Había perdido tres horas de su valioso tiempo escuchando a alguien que no tenía ningún tipo de experiencia en la producción de una película y que ponía en tela de juicio el
guión que ella había expuesto sobre la mesa. Un guión completamente basado en un Bestseller Internacional, escrito y supervisado por el propio autor.

—Serían sólo algunos pequeños ajustes —dijo el doncel siguiendo con su
disertación—. No creo que al autor le importe. A los hombres les gusta la
opinión de los Donceles y Doncellas.

Levantó las cejas castañas con desasosiego e incredulidad.

               «¿Pequeños ajustes?»

¿Acaso sabía de lo que estaba hablando?

Lo que ese doncel calificaba como pequeños ajustes cambiaba por completo el sentido de la historia que el autor quería contar. Si el accedía a sus sugerencias, se iría al diablo no solo el trabajo del autor, sino también su intachable reputación y la de Bang società di produzione.

El juicio contra aquel rubio de impactantes curvas comenzó dejando a su paso a una única y aberrante conclusión: El doncel había llegado al puesto de dirección solo por ser esposo del dueño de la compañía.

No había otro fundamento razonable para que alguien tan incapacitado como
Woojin Kim hubiera podido escalar tan rápido y alto en tan poco tiempo.

Podía tener ideas liberales en algunas cosas, pero no estaba de acuerdo en el.
Para llegar a la cúspide de la montaña, uno tenía que sufrir, esforzarse y mejorar. No se trataba simplemente de seducir al cabeza de la compañía para conseguir un aumento de sueldo o un cargo superior. Algo que, lamentablemente, en sus veintiséis años de vida, había visto demasiadas veces.

Sacudió la cabeza.

Intentó no hacer ninguna muestra física de su decepción, porque no era lo que se esperaba de el. Así que luchó contra todos los demonios existentes para no
cambiar su expresión impertérrita. Aun cuando cada vez que miraba la gran
pantalla del salón multimedia de los hoteles Bang en Madrid, se sentía muy tentado de cometer asesinato.

Minho Lee🐰:
Dudo que si lo lanzo por la ventana pueda aludir defensa propia. ¿Tú qué
opinas?

Por cierto, el Paris Hilton aquí presente, está muy interesada en hacer cambiar de idea sobre el guión al señor Brandan. ¿Cuándo cambiaste de sexo, querida?

Escribió apresuradamente mientras el chat de Minju Kim, su mejor amiga y
única dueña de la propiedad intelectual del libro en debate, volvía a saltar.

Casi podía sentir su indignación porque era la misma que el estaba sintiendo en esos momentos.

Minho se preguntó si es que se había acordado de tener cerca una copa con
agua. Hizo un mohín. Lo último que deseaba era que los ataques de pánico de su amiga resurgieran estando sola.

Minju Kim 🦊:
No estoy segura. La última vez que me revisé aún era una mujer. Jajajaja…
Minju Kim envió un guiño.

Minho Lee🐰:
Creo que deberías pensar seriamente en poner una tarifa cada vez que alguien
diga: “El señor autor…”

Los Bang part 1.Where stories live. Discover now