Capítulo 2: Día Uno.

37 7 5
                                    

Un nuevo día se cernía en Karakura, cuando Orihime se despertó, quedando en shock cuando vio el reloj a su lado y éste marcaba la una de la tarde; había dormido como un lirón.

Todas las emociones del día anterior se habían cargado en su cuerpo: al fin ser libre, poder pisar su casa, tratar con Kurosaki Ichigo; eso sumado al hecho de no tener que estar pendiente de que alguien intentara atacarla por la noche en su celda fueron motivos suficientes para dormir plácidamente.

—No había dormido tan bien en mucho tiempo. —Murmuro estirándose con un bostezo.

—Señorita ya es momento de… ah ya se levantó. —Ogawa entro en ese momento con un carrito de servicio tras ella.

—Ogawa ¿Por qué no me has despertado antes?

—Por la mañana vine pero se veía tan cómoda que no quise molestarla, mis sinceras disculpas. —Se inclinó.

—No te preocupes, pero mañana despiértame más temprano por favor.

—Como usted ordene. —Acerca el carrito. —Le he traído el desayuno.

—¿Desayuno en la cama? Que lujo.

—Se merece mimos después de estar en el infierno por tanto tiempo.

—Me vas a malcriar. — Dice en tono burlón.

—Sera por única ocasión, lo prometo.

—Bien, bien. —Orihime se resignó y fue cuando escucho unos ladridos que se agacho un poco, viendo a Osuchi brincando. — Owww que lindo. —Cargo al animal y empezó a acariciarlo, el perro se echó de barriga ante los toques de la mujer.

—Es un mimado. —Dijo Ogawa preparando los platillos.

—Eso veo, pero aun así es adorable. —Comento Orihime, no paso mucho tiempo para que lo volviera a bajar y se fuera a lavar rápidamente las manos, después del abundante desayuno se tomó una ducha rápida. — ¿No ha llamado nadie?

—La señorita Rukia dijo que vendría por usted a las tres e ir de compras.

—Cierto. —Recordó que la noche anterior Rukia le dijo que irían de compras juntas y que le conseguiría una cita con un reumatólogo de primera. — No tengo mucho tiempo así que me iré sencilla.

Orihime opta por una blusa en tres colores verticales blanco salmón y negro sin mangas y que se anudaba a su cuello, un pantalón informal negro que le llegaba un poco antes de los tobillos y zapatos de tacón bajo cómodos de color oscuro. Estaba tomando su bolso cuando escucho que el teléfono de su casa sonaba, a lo cual la doncella contesto.

—Residencia Tenjiro… oh ¿señorita Rukia?... Si está aquí a un lado. —Orihime le hizo señas para que le pasara la bocina.

—¿Hola? Rukia, soy yo ¿Qué ocurre?

—Lo siento amiga, no podre acompañarte hoy. —Se escuchó la voz de la pelinegra al otro lado.

—¿Te paso algo?

—Yo estoy bien, pero se presentó un problema en la empresa, de hecho voy de camino para allá. —Rukia era la única heredera de industrias Senbonzakura, una empresa de biotecnología. —Me temo que me tomará unos días arreglarlo.

—Ya veo. —Dijo un poco resignada, trabajo era trabajo.

—Pero te daré la dirección del médico para que puedas ir a hacer una cita ¿de acuerdo? Anótalo en un post it o algo para que no lo olvides ¿Lista?

—Espera. —Le hizo señas a Ogawa quien le paso una libreta pequeña rápidamente y un bolígrafo—Lánzalo….aja… Centro médico Shin Tower… cuarto piso…. consultorio 9 G… doctor Yamada… Bien lo tengo. —Corto la hoja de papel. —Voy a ir así que ve tranquila, con cuidado y no hagas nada imprudente.

Agenda de VenganzaWhere stories live. Discover now