-12- Cobarde.

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POV LUZ.

-No sé, a lo mejor un..-Hace una pausa como pensando en lo que va a decir-. Luz, me pones o..Luz,me gustas. Luz, me estoy tirando a la policía pero oye que por las noches me apetece besarte a ti.

-¡Quiero ahí! -Interrumpe Nerea, señalando a otra atracción-

-Pero si esa atracción da miedo.

-Ño. -Se apresura en responder-.

-A ver, miedo, miedo, no creo. Igual está un poco oscuro. -Intento que no suene desesperado, me dan pavor ese tipo de atracciones.

-Yo os espero fuera.

-"Lus" tiene miedo.

-Si, es una cobarde

-¿De verdad vamos a hablar de quién es una cobarde Ainhoa? -Le digo cabreada por el comentario que acaba de decirme-. Por qué yo si puedo subirme ahí, ¿Puedes tú asumir lo que te pasa?

-Prueba. -responde señalando la atracción-.

La atracción eran como unos cochecitos, que entraban en una casa encantada. El chico de la atracción nos avisó de que la niña tenía que ponerse en la parte izquierda del coche

Ainhoa se puso en medio y yo en la parte derecha.

-Ay porfavooooor !!

Grite cuando una especie de esqueleto, hizo el amago de acercarse. Esqueleto que se veía más falso que los billetes del monopoly.

Ainhoa y Nerea estaban muriéndose de risa.

-¡Aaaaahhhh! -Una telaraña cayó del techo dándome en la cabeza, del susto me abracé al brazo de Ainhoa. Ellas dos seguían riéndose de mí.

-Eres una exagerada ¿Eh? -Me dice mientras continúa riéndose-.

-Joderrrr, ¡que susto!. -Una bruja más fea y falsa que he visto yo en la vida, hacia que se acercaba para darnos con una escoba-.

El coche llegó hasta un lugar totalmente oscuro, solo habían unos dibujos fosforitos de monstruos. Teníamos que subir a la planta de arriba por lo tanto la subida era muy muy lenta.

-Aquí no hay nada, puedes respirar. -Me dice Ainhoa hablándome muy cerca de mi oído.-

Me giro para darle las gracias por avisarme, pero ella sigue mirándome.

Debe de tener un imán, que hace que no pueda apartar la vista de sus ojos, su boca.

Pero al contrario de repelerse, se acerca. Noto que cada vez hay menos aire entre nosotras.

Estando a tan poca distancia, del traqueteo del coche, nuestros labios se han llegado a rozar sutilmente.

Puedo ver qué vuelve a sonreír. Seguramente ella también está viendo que le respondo con otra sonrisa de idiota. Como lo que soy, una idiota a merced de Ainhoa.

Después de lo que pasó ayer, decido no tomar yo la decisión de eliminar finalmente la distancia. Tiene que ser ella quien lo haga.

Y como si me estuviera leyendo el pensamiento, lo hace.

Me besa.

Y yo la beso.

Un beso suave, lento.

Un beso que hace que no me quiera bajar de esa atracción en la que diez segundos antes estaba gritando de terror.

De repente un flash de luz, hace que volvamos a tierra. El coche ha llegado arriba y nos queda otro rato de ver seres de otro mundo.

Ladeó mi cabeza y la apoyo en el hombro de Ainhoa. Sin yo esperarlo ella hace lo mismo y entrelaza sus dedos con los míos.

Caprichos del destino. LUZNHOADär berättelser lever. Upptäck nu