— Ese hijo de puta, me hizo doler — se queja.

— Pobre niño — me lamento —, gracias por intervenir.

— No tienes por qué agradecer — se me queda viendo —. Perdón si antes no lo hice — agrega.

Le regalo una sonrisa.

— No importa, ahora está todo bien. — le aseguro — ¿Qué cuentas?

Kai me comento que comenzó a salir con una chica, un año menor a nosotros. Me dio todos los detalles, algunos un poco explícitos e innecesarios para la trama. Pero se lo veía contento, y eso me agradaba.

Me alegro mucho por él. Que este así de feliz y me cuente cosas, me agrada enserio haber hecho un amigo como él.

— Y quizás en la próxima salida, la lleve a si te conoce — me comenta.

— Me parece genial, tenemos que organizar un fin de semana.

— Si, aunque sea una merienda o cena. No sé si mi hígado soporte otra salida.

Ambos soltamos una carcajada.

— Veo que si me desaparezco, me cambias — el reproche de Genaro llego desde mi espalda.

Me di vuelta, mi mejor amigo traía una ensalada de frutas que tenía grandes trozos de frutilla. Sus ojos estaban fijos en el rubio a mi lado Y créanme cuando les digo que si las miradas mataran, el pobre Kai estaría metros bajo tierra.

— Nadie te cambiaria lindo Genaro, solo charlábamos — se apresura a decir Kai. — Oh mira Indi me llama, me voy.

Tan rápido como un rayo se fue corriendo. Me quede algo confundida, Gena se sentó a mi lado.

— Te traje algo — me dejo la ensalada de frutas y una cuchara.

— Sabes que lo asústate — digo, mientras abro la tapa de la ensalada y comienzo a comer.

— Mejor así — comenta, mirándome.

— Muchas gracias, está muy buena — comento ignorando su comentario anterior.

— Como vos — suelta como si nada. Y yo me atraganto con un trozo de fruta.

Luego acomoda su cabeza sobre el banco, usando su brazo como almohada y la otra mano, la deja en mi pierna desnuda.

— No seas tonto — me quejo. — No digas esas cosas.

— ¿Por qué? Si estoy diciendo verdades.

— Emm, pero decirlas así de alto...

— ¿Qué tiene? ¿Te tienta? — levanta su cabeza, para hacer un en un gesto provocativo con sus cejas, para luego estirar la boca como si fuera a darme un beso. Tomo la regla y le pego en la boca. — Auch, perra.

— Te lo mereces, por atrevido — le pego de vuelta en la mano cuando intentó quitarme la ensalada de frutas.

—Cuanta agresividad — se queja. — Me gusta, enana pero picosa.

— Maldito hijo de... — me quede callada y no lo golpee porque justo el profesor de historia entro a clases.

El muy tonto, solo sonreía con suficiencia sabiendo todas las emociones que causa en mi interior.

— Buenos días jóvenes, hoy aremos un trabajo en un grupo. El cuál será la primer nota de este trimestre.

Para resumir toda la clase aburrida, tenemos que hacer una monografía sobre algún hecho importante de la historia Argentina. Y es de a dos, claramente voy a hacerlo con Genaro.

No vales la pena, lo vales todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora