Segunda historia absurda: Harley, los "en fin" y su mejor amigo.

33 1 2
                                    

Hace buen tiempo, así como cuando estaba en los estudios secundarios…tenía una “muletilla”, la cual me salía sola. (Y no sería por intentar no decirla, eh?).  La cual era “en fin”, era peor que aruñar una pizarra para mi mejor amigo. No había vez que la dijese  que no me llevara un “Por dios Harls, no digas esa estúpida frase.” Y su consecuente cara de comer un pomelo verde.

Me era algo inevitable, lo hacía de forma inconsciente.

 Y así era como me lo hacía pagar.

                     **************Años atrás *****************

 Era un lunes, lo recuerdo como si fuese hoy mismo. Más que nada por las ojeras que tenía debajo de mis azules ojos, todo consecuencia de estudiar hasta las tantas. Son las desventajas de concentrarte mejor a esas horas de la noche.

Pero a lo que iba, estaba sentada en clase. Si no recuerdo mal, era clase de alemán. Para mí, era una auténtica menudencia. Ya que la gramática la tenía más que dominada, y hasta me atrevería a decir que podía enseñar yo a la profesora en vez de ella a mí. Y si ya le sumas que no nos teníamos precisamente cariño, pues se hacía aún más angosta las clases con ella. Recuerdo que la llamábamos mi mejor amigo y yo “La cacatúa”. Dicho nombre era una perfecta muestra del cariño que le teníamos a dicha persona. (Ironía pura y dura, he de decir.).

Yo me limitaba a mirar a un punto fijo, y con los ojos abiertos intentar dormir. Realmente me importaba un puerro pocho lo que explicase esa insoportable mujer de voz ultra chillona. Me limitaba a poyar mi cabeza en el dorso de mi mano. Haciendo esta de pilar. Suspiraba de puro aburrimiento, hasta que la voz varonil de mi mejor amigo me despertó de mi ensoñación de la siguiente manera:

- Chhhhh, chhhh…Harls. Haaaaarls, rubia tonta. Hazme caso y deja de pensar en unicornios de gominola que hacen piruetas en el aire.

Yo, aún en fase zombi con sueño. Agité la cabeza, notando mis parpados muy, pero que muy pesados. Intentado poner atención a mi mejor amigo, el cual estaba a mi lado sentado. Riéndose de mi cara de “TengoMásSueñoQueUnBúhoPorLaMañana “.

             -¿Quéééééééé?

Respondí en bajo, costándome hasta hablar por el evidente sueño que tenía. Él, rápidamente me miró, riéndose de forma silenciosa. Para luego señalar con la mirada a nuestra profesora, la Cacatúa.

Yo, aún media dormida no comprendía lo que me intentaba decir con aquella mirada. Por lo cual pregunté ávida  de conocimiento sobre ello.

-No comprendo, Isaac. ¿Qué le ocurre a la cacatúa?

Él suspiró, negando con la cabeza. Respondiendo en susurros.

-Rubia, mira al nuevo peinado de la cacatúa. Tiene cresta, y se le mueve cada vez que habla.

Dijo él, de nuevo aguantándose las carcajadas que después soltaría al cambiar de clase.

Miré a la susodicha profesora, abriendo los ojos y riendo a carcajadas. Realmente, me importaba un jamón si me echaba de la clase. Cosa que después hizo.

Y así me encontraba yo, en el pasillo y con un ataque de risa.

              *****************************************

 ¡Madre mía, que obsesión tienes con cortar las historias cuando nos queda todavía por contar!  Déjame continuar con mi historia, y sigue escribiendo. ¡Esclava de galleta!

                   ***************************************

Tocó el timbre, entré a clase para recoger mi maleta y bajar al patio. Aún riéndome tontamente por lo anterior. Intentando no mirar a la profesora, no porque tuviese miedo de una bronca ni nada de eso. Si no para evitar otro ataque de risa. Me acerqué a mi mesa, mirando a Isaac con lágrimas en los ojos de tanto reírme.

Me miró, sonriendo de manera irónica para preguntarme.

-        - ¿No te atacó ningún ogro en el pasillo?  Mira que ellos se cabrean con las rubias tontas que se ríen en medio de clase. 

Dijo esto último con tono de madre de serie cómica americana.

-Bueno, en fin… una se sabe defender ante dichos seres. Peor fue encontrarme al Demonio matemático por el pasillo. No sé porqué...pero me miró con cara de “TeVasAQuedarSinAlmaComoSigasRiéndoteTanto.

Mi mejor amigo no contestó nada, simplemente se limitó a poner cara de limón verde para luego estirar la mano y tirar por uno de mis mechones. Haciendo que yo bajase casi hasta el suelo por el dolor que eso me causaba. (Cosa que nunca entendió  Isaac. Las mujeres cuando tenemos el pelo largo, DUELE y mucho que nos tiren de el.)

Yo, con cara de “Soy un pulpo azul en un garaje” le pregunté casi en un graznido.

-¿Por qué me tiras del pelo, furcio?

Me miró alzando una ceja, respondiendo rápidamente.

 -Rubia, ¿qué acabas de decir? HAS DICHO EN FIN. ES ODIOSO.

                       ***************************************

Y esta, es la historia por la cual tuve que llevar casi un año extensiones y ya no tengo muletillas.

Y dirán: Harls, ¿y aún así le considerabas tu mejor amigo?

Pues sí, aunque me hiciese esas putadas sin justificación sigue siendo mi mejor amigo. Siempre me ayudaba (o le ayudaba) en caso de problema\ apuro\ situación complicada\plan. (Si, como el estado de pareja en facebook, Cosa que siempre me ha parecido MUY estúpido.)

Quizás otro día os cuente una de esas situaciones en las que me ayudó Isaac. Pero otro día, que  hoy ya no quiero contar más cosas de mi pasado. Ea, a fregar campeona.  Que yo cobro…

Historias absurdas, entre hermanos atípicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora