Castigo del alma

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Ella tenía miedo de pedir así que siempre daba. Al principio se sintió como alguien único y bueno que ayudaba a todos. Luego se miró al espejo y no vio a nadie real, solo una marioneta manejable y aburrida. Sin ningún resplandor en sus ojos salvo las lágrimas que se acumulaban. Nunca las dejaba caer, sometiéndose a una especie de castigo impuesto por ella misma. 

Porque después de todo, aún creía no merecer nada.

Relatos cortosWhere stories live. Discover now