C A P I T U L O III

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La práctica de animadoras había terminado, Olivia se encontraba despidiéndose de su equipo, pues esa noche iba a irse de Woodsboro

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La práctica de animadoras había terminado, Olivia se encontraba despidiéndose de su equipo, pues esa noche iba a irse de Woodsboro.

Salió afuera y se apoyó en un árbol esperando a sus padres mientras prendía el cierre de su abrigo.

Vio salir a la última chica, sus padres todavía no llegaban y comenzó a preocuparse.

Sentía que alguien la observaba.

Esos escalofríos en la espalda y la presión en el pecho que no la dejaba respirar, pero aunque mire mil veces a sus lados simplemente no había nadie.

Intranquila y sin saber qué hacer tomó su teléfono mirando a un lado de la carretera.

Llamó a sus padres, dos veces, pero por una extraña razón ellos no contestaron.

Entonces decidió llamar a Stu.

— ¿Hola?— la voz de su amigo se escuchó detrás del teléfono.

— Stu, hola— ella estaba aliviada de escuchar su voz.

— Princesa, hola ¿cómo estás?

— Bien, oye.— habló un poco rápido— ¿Puedes venir por mí y llevarme a mi casa? Es que mis padres no aparecen.

— Claro, en 5 estoy allá.— casi podía ver su sonrisa, suspiró luego de escuchar el pitido que avisaba el fin de la llamada.

La rubia volvió a mirar a sus lados y bajó un poco la falda de su uniforme de animadora, iba a extrañar eso.

Luego de un rato una luz iluminó la calle, era el auto de Stu.

— Sube, princesa en apuros.— bromeó el más alto sacando la cabeza por la ventanilla, con su típica sonrisa.

Olivia río un poco antes de entrar y saludarlo con un beso en la mejilla.

— Hola, príncipe azul.— bromeó de la misma forma en la que lo había hecho él antes.

— ¿A dónde te llevo?— la miró luego de reír levemente.

— A casa, Stu.

— Pero no quiero llevarte a tu casa.— Olivia lo miró un poco confundida.

— ¿Por qué no?

— Porque eso significa que luego iras al aeropuerto para mudarte al otro lado del país.

— Prefiero no pensar mucho en eso.

Olivia estaba demasiado triste por dejar su vida atrás. No quería irse, no quería.

Stu puso su mano en el muslo de la chica, que lo miró frunciendo el ceño.

No porque no le gustara. De hecho, cuando la tocó sintió un hilo de electricidad recorrer todo su cuerpo.

— Y yo prefiero disfrutarte un par de minutos más, rubia.— apretó un poco el agarre de su muslo, sonriendole.

Ella se mojo los labios, sin saber bien que decir.

Veía a Stu cada vez más cerca de ella y, aunque sabía lo mal que estaba, ella también se acercaba más a él.

No sabía cómo sentirse, estaba muy confundida ¿Cómo podía estar pasando? ¿Y Tatum? ¿Qué pensaría ella si se enterara? No podría vivir con la culpa.

Pero cuando por fin sus labios se juntaron ella olvidó todo y a todos.

Tomó su cara con suavidad y él puso las manos en su cintura, acercándola a él. Los latidos de su corazón se aceleraron, mientras cerraba los ojos y se sentaba en sus piernas, apoyando sus rodillas a los lados sin dejar de besarlo.

Al principio, el beso era tierno y tímido, acariciaba sus mejillas con sus manos frías y Stu jugaba con el elástico de su falda. Pero fue agarrando más intensidad gracias a él, que guiaba el beso jugando con su lengua y apretando sus manos en la cintura de la rubia.

Era increíble lo bien que conectaban, lo suave que se sentía su cabello cuando los dedos de la chica se enredaron en él, quería quedarse en ese momento para siempre, quería ser ella la que lo bese siempre de esa forma, quería...

Mierda, Tatum.

La imagen de su mejor amiga se le vino a la cabeza, y mierda que se sintió muy culpable.

— No, Stuart.— susurró alejándose un poco de él, su respiración era irregular.

— ¿Por qué no?— podía notar los labios de Stu un poco hinchados y su cabello desordenado, sabía que ella no estaba mejor que él.

— No está bien. Tatum...— no pudo terminar la frase, su cabello caía sobre su cara y Stu puso un mechón detrás de su oreja, soltando un suspiro.— Yo no puedo hacerle esto a ella ¿entiendes?

Stu asintió muy a su pesar y Olivia volvió a su lugar aunque, en realidad, no quería hacerlo. Ella quería besarlo desesperadamente, quería que sus manos recorrieran su cintura y todo su cuerpo, pero el simple hecho de pensar en Tatum hacía que esas manos quemaran como ácido.

— Lo siento, yo no sé qué decir.— el más alto solo miraba al frente.

— Está bien, de verdad.— ella puso su mano en su hombro y él la miró.— Solo llévame a casa.

El resto del camino fue silencio, pero sorprendentemente no fue incómodo.

Al llegar Olivia se quitó el cinturón de seguridad y lo miró, él suspiró viéndola

— Voy a extrañarte, Livvia.— tomó su mano y una lagrima rodó por la mejilla de la rubia.

— Y yo a tí.— soltó su mano para secar sus lágrimas y abrazarlo.

Él correspondió, hundiendo su cara en el hueco de su cuello y la rubia solo pudo concentrarse en el maravilloso perfume que soltaba el chico.

Cuando se separaron, Olivia bajó del auto y se quedó ahí saludando con una mano y una sonrisa triste, mientras él se alejaba.

Al entrar a su casa sus padres estaban muy ocupados empacando lo poco que quedaba en la casa. Se disculparon con ella por haber olvidado buscarla y ella subió a su habitación apoyándose en la puerta luego de cerrarla, dejó caer su bolso y llevó su mano a sus labios, tomándolos con las yemas de sus dedos.

Quería volver a besarlo.

 ¿a qué piensan que olía el perfume de Stu? —

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¿a qué piensan que olía el perfume de Stu?

Scream | Billy Loomis & Stu Macher.Where stories live. Discover now