37. Aguarda, aún falta algo...

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—Es lo que importa —la vemos ver con tanto amor las flores que siento que en cualquier momento se arrojará a ellas.

—¿Cuándo será el momento?

—Hay que dejarlo fluir, te ha tomado mucho cariño y seguro se alegrará por tener un padre y que seas tú —opina—. Todo va salir bien.

Toma asiento en uno de los sofás.

—Todo sigue igual

—Si, todo

—¿Con todo te refieres hasta la habitación?

Veo como se exalta un poco por saber que todo lo que fue de nosotros sigue donde se quedó.

—Así es, después de que te fueras meses después lo hice yo —sabía que si me quedaba en la casa no podría vivir con tranquilidad sabiendo que ella ya era parte de este hogar.

Se metió hasta lo más profundo de mi ser, traspaso barreras rompió la soledad de mi casa, la casa que era de los dos. Quizá podamos volver a construir algo mucho mejor, como una familia.

—Está casa siempre me traerá buenos momentos así como los malos —observa a su alrededor viéndolo con tanta nostalgia.

—Hay que concentrarnos en los mejores momentos —me acercó a ella.

He estado tentado a robarle unos besos, me he resistido. Su cuerpo es una tortura. Ha pasado una semana desde que estuvimos juntos.

Quiero de nuevo acariciar cada centímetro de su piel, si lo hago me volveré adicto a Elaine.

—Te extraño —rozo mis labios por su mejilla.

Huele tan delicioso.

—Tengo unas ganas de volver a tenerte —mis manos viajan a su cuerpo.

No protesta así que me doy el lujo de seguir tocándola.

—No es el momento Jayden —lo dice pero no me aleja.

Puedo sentir su cuerpo, sus nervios.

—Tu también lo deseas —paso mis labios por encima de los suyos—. Déjate llevar chiquilla.

La tentación crece más. El ambiente se torna erótico, no me importa lo demás lo único que quiero es tenerla en mi habitación, bajo mi cuerpo gimiendo mi nombre.

—Lo quiero pero...

—Siempre hay un pero —me corta la inspiración.

—Lo hay porqué no vinimos a eso —me aleja con sus brazos—. Hay más cosas que hacer.

—Ok

Me rindo. Ya habrá alguna ocasión especial donde se rinda ella, y podamos disfrutar de un buen momento.

—En ese entonces vamos a ver a nuestra hija.

Salimos a ver cómo Eileen se le queda viendo a las mariposas que se pasean envíame de las flores.

—Mira mamá las mariposas son de mil colores —se acerca demasiado a ellas, vuelan para después volver a posarse en otra flor.

—Son bonitas —concuerda.

Se acuesta en el pasto mientras ríe.

—Ven hija, te pícara —le tiende las manos para que se levante de ahí—. Vayamos dentro.

Subastada al mejor postorМесто, где живут истории. Откройте их для себя