Im Nayeon a sus no muy escasos dieciochos años era totalmente ignorante cuando de sexo se trataba, esta no solía darle importancia a tal hecho hasta que noto que la oportunidad pronto tocaría a su puerta y estaba totalmente convencida de lo humillan...
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—¡No, no escuchaste eso! —exclamé perpleja a Jihyo, quien me observaba con una sonrisa picara.
—¿Cuantas veces debo repetírtelo?
—Las veces que sean necesarias para que logre creerlo. —La miré con desconfianza. Aunque sabía que no estaba mintiendo no quería aceptar lo que me había dicho. Estaba intentando convencer a mi cerebro que todo era una mentira y que Jihyo solo me estaba diciendo todo eso para molestarme.
—¿No lo quieres creer? Pues espera a ver esto —dijo sacando su móvil.
—¿Que demonios? —pregunte.
Aunque por fuera parecía que estaba tranquila, por dentro estaba gritando del miedo. Las manos me comenzaron a sudar de los nervios.
—Cállate y escucha bien —dijo entregándome dicho celular, que tenia en su pantalla un vídeo por reproducirse.
Agarre el celular con mis manos sudadas y temblorosas deseando que Jihyo no se diera cuenta de ese detalle. Al parecer esta entrometida estaba bajo las gradas de la cancha de fútbol husmeando una conversación que establecían Mingyu y Jeonghan
—Estuve pensando en tal vez preguntarle, pues no sé como lo vaya a tomar —dijo Mingyu algo angustiado.
—Hombre, esas cosas no se preguntan —exclamo Jeonghan riendo—. ¡Solo se hacen!
—Lo sé idiota pero, ya conoces a Nayeon... es algo reservada.
—Oye, llevan tiempo siendo novios, de hecho ya te has esperado mucho —rió— haz lo tradicional. Invítala a salir y luego, ya sabes has que parezca inesperado y ella no se negará.
—De acuerdo, eso haré —dijo seguido de un suspiro— ¿Cuando?
—Puede que tal vez dentro de un par de semanas. Incluso puede ser antes.
Luego de que Mingyu acabara la oración el vídeo culminó.
¡Joder esto no podía estar pasándome a mi!
Mi rostro palideció al instante y le entregué el celular a mi amiga. Uno de mis mayores temores se estaba haciendo realidad. Pero siendo sincera sabía que este día llegaría tarde o temprano. Esperaba que fuera más tarde que temprano.
—¿Lo oíste, Nayeon? —preguntó como si no fuera obvio.
—Sí, Jihyo, no estoy sorda. —dije tratando de parecer tranquila, probablemente fallando en el intento.
—Pues tienes cara de haber visto al diablo en carne propia. —dice mientras arquea una ceja
—Tengo puesta mi cara normal. —dije haciéndome la ofendida para no tener que explicarle el porque de mi reciente expresión.
Jihyo se ríe. Por alguna razón su risa me irrita un poco.
—Pues la verdad.
La interrumpo haciendo un gesto con las manos de manera dramática. Para después echarme a reír junto a ella. Aunque mi risa carece de humor. No quería que se notara lo angustiada que me encontraba en estos momentos.
