La entidad recién nacida se alzó del suelo, sintiéndose como un ser completamente nuevo y desconocido. Su ser estaba fusionado con los restos del alma de Mahito original y el alma del misterioso ser maldito, y esta mezcla creó una dualidad en su interior.
Se miró a sí misma y se sintió diferente. No era exactamente Mahito, ni el ser maldito cuyo alma había ocupado su cuerpo. Era una entidad única con una dualidad inherente. Tenía la capacidad de distorsionar y remodelar su propio cuerpo, como Mahito, pero también poseía un poder especial de el alma.
La entidad se aventuró por la ciudad en busca de respuestas y su propósito en este nuevo estado de existencia. Mientras avanzaba, se dio cuenta de que su presencia desencadenaba curiosidad y temor entre las maldiciones de la zona. Su esencia era diferente, algo que las maldiciones podían sentir.
La entidad, después de enfrentarse con éxito a las maldiciones hostiles, buscó un lugar tranquilo en la ciudad de Tokio para reflexionar sobre su existencia y sus poderes. Se subió a un tejado y observó a las personas que vivían sus vidas con normalidad, riendo, jugando y siendo completamente humanas, siendo únicos. Era un espectáculo que la dejó profundamente perplejo.
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Mientras miraba a los humanos, una rara sensación de envidia se apoderó de el. Se sintió envidioso de su singularidad, de su capacidad para experimentar la vida en todas sus complejidades, mientras que el mismo era una entidad única, pero también diferente. Se preguntó si alguna vez podría sentirse parte de ese mundo humano.
La entidad se perdió en sus pensamientos mientras el viento soplaba a su alrededor, y por un momento, sintió una conexión con su verdadera identidad. Recordó una parte de su ser que había estado oculta en lo más profundo de su alma.
De repente, perdió el equilibrio y cayó del tejado, estrellándose contra el suelo. Mientras se ponía de pie, se dio cuenta de que había experimentado un recuerdo fugaz de su vida anterior. Se había visto a sí mismo como un adolescente de 15-16 años, una versión humana que parecía pertenecer a un tiempo distante.
Este recuerdo inesperado lo dejó intrigado y confundido. ¿Quién había sido antes de convertirse en esto?
Sombras del Pasado
La entidad, con el recuerdo fugaz de su vida anterior como un adolescente de 15-16 años, se encontró sumida en una introspección profunda. A medida que continuaba su camino en la ciudad, el recuerdo lo atormentaba con una pregunta persistente: ¿Quién había sido antes de convertirse en la entidad única?
Mientras reflexionaba sobre su pasado y su verdadera identidad, la entidad sintió una extraña sensación que la sacó de sus pensamientos. Una voz débil y necesitada resonó en su mente, interrumpiendo su introspección.
"Yo...tengo...hambre", susurró la voz, apenas audible.
La entidad miró a su alrededor, tratando de identificar la fuente de la voz. No había nadie a la vista, solo las calles de Tokio, llenas de actividad humana y maldiciones. La voz parecía ser interna, como si proviniera de su propia conciencia.
A medida que se adentraba en la voz, una parte de su ser que había estado oculta comenzó a emerger. Era una presencia dentro de el que había permanecido inactivo durante mucho tiempo, una parte de su antigua identidad como Kaito. La sensación de hambre y debilidad era un eco de su vida anterior.
La entidad reconoció que esta parte de sí misma anhelaba algo, algo que no podía identificar con claridad. Era un recordatorio de su vida humana, de las necesidades y deseos que había experimentado en ese tiempo. Esta revelación lo llevó a cuestionar aún más su identidad y su existencia actual.
Poco a poco, su conciencia comenzó a despertar, aunque de manera fragmentada y confusa. La entidad estaba en un estado intermedio, atrapada entre su naturaleza de maldición y los fragmentos de su antigua humanidad como Kaito. Sus pensamientos eran nebulosos, y solo podía experimentar emociones y reacciones internas sin comprender del todo lo que estaba sucediendo.
A medida que vagaba por las calles de Tokio, se dio cuenta de que su cuerpo reaccionaba a los estímulos a su alrededor. Podía sentir el hambre y la necesidad de algo, aunque no sabía exactamente qué. Sus instintos lo guiaban, impulsándolo a buscar una respuesta a esa necesidad.
Sin embargo, al mismo tiempo, la entidad experimentaba emociones humanas, aunque de manera primitiva y confusa. Sentía la soledad, la confusión y un anhelo indefinido de conexión. Su dualidad era más evidente que nunca, y la lucha interna entre su naturaleza de maldición y su humanidad anterior lo dejaba en un estado de turbación constante.
la entidad única llego a tocar a un humano, en uno de sus divagaciones transformándolo en una atrocidad.
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su parte maldita sintió emoción y felicidad de querer continuar, pero en cambio su parte humana lo rechazaba, quedando en un estado de confusión, solo continuo sin saber que haría.
