●Cap 21●

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La boda


Narrado por Britney

Salí de la casa de Andy furiosa, ¿Cómo era posible que su propia familia le hiciera esto? Y peor aún, que el maldito de Dario se prestara a esto, después de todo el daño que le había hecho.
Llegué a mi casa y tomé mi celular, entré al instagram de Junior y le dejé mil mensajes diciéndole que nos teníamos que ver, aunque dudo que los lea y tenía que hacer algo más, tomé mi laptop y abrí el correo de Andrea, le redacté un borrador a Junior, pero luego lo eliminé, si mi amiga veía el correo no entendería nada y le podría causar un shock.

Estaba acostada pensando en más posibilidades para acercarme a Antonio, pero no había muchas, derrotada tomé mi celular de nuevo y me puse a checar historias, de repente me apareció una historia de un conocido que siempre ha sido de gustos exóticos, justo en Dallas, Texas, en un concierto de Junior, me puse a checar las fechas de sus giras y al día siguiente tenía un concierto en San Antonio, así que compré un boleto de avión e hice maletas, ¡Junior nos vemos en unas horas y tendrás que escucharme!

Llegué al gran concierto, alcohol, drogas y demás, había por todas partes, intenté colarme hasta los camerinos, pero el staf obviamente me lo impidió, cuando estaba por terminar el concierto, Junior dijo que quería cerrar con broche de oro con una canción que nunca debió compartir con alguien más, que no fuera su único y verdadero amor, su madre. Se me formó un nudo en la garganta al escuchar "1004km" canción que también le había dedicado a Andy y ahora el hablaba de ella, como si todo hubiera terminado, como si ella hubiera sido la culpable.
Esperé a qué bajará del escenario para intentar seguirlo entre todas sus fans, pero, la gente de seguridad lo sacó en camionetas blindadas. No me podía dar por vencida, pero al menos, la boda, no iba a poder impedirla.

Narrado por Andy

Mi madre se había encargado de coordinar prácticamente todo lo relacionado a la boda y hoy era el ensayo general, no tenía ganas de ir, no era como que algo iba a salir mal, todo estaba organizado y yo lo único que tenía que decir era "Si, acepto", lo cual no estaba segura de querer hacer, me costaba trabajo aceptar que yo me había enamorado de ese hombre, y tenía planeado posponer la boda hasta recobrar la memoria, pero, mi embarazo empezaría a notarse y eso sería todo un escándalo que mi padre no estaba dispuesto a enfrentar y sería capaz de hacerme cualquier cosa, hasta perder a mi bebé, con tal de que no se hablé mal de la familia Montemayor y si casarme es el precio que tenía que pagar por tener a mi bebé, era algo que tenía que hacer.

La iglesia lucía impecable, el padre fue muy amable con nosotros y nos indicó nuestros lugares, además de algunos consejos para actuar frente al altar. Después nos dirigimos al hotel Holiday Inn en parque Fundadora donde sería la recepción, donde estuvieron varios invitados y por supuesto la familia de Dario, la cual me parecía muy desagradable y meticulosa, al igual que mi prometido, no me inspiraban ninguna confianza y al convertirnos en familia, estaba segura que sería un tormento, además que ellos no sabían de mi embarazo y no entendía porqué se los debía ocultar.
Como siempre apareció mi hermana a comparar entre su boda y mi boda, que en su ceremonia hubo más presupuesto, más invitados, la música era mejor, el platillo más caro, todo en su boda al parecer había sido perfecto, pero a mi no me importaba, ni siquiera lo recordaba, así que prefería ignorar todos sus comentarios mal intencionados.

Por la noche regresé a casa, estaba en mi habitación peinando mi cabello, cuando llamaron a la puerta. Era mi Nana.

-Mi niña, ya deberías de dormir, mañana será un día muy cansado. Dijo en un suspiro.

-Lo sé y no me emociona. Contesté con apatía.

-Debes dé, tu padre se pondrá furioso si haces algo indebido.

-Si, todo lo haré por mi bebé. Dije acariciando mi vientre, aunque no sé notará nada de embarazo aún, yo sentía como latía el corazón de mi bebé en mis entrañas.

Me dió un beso y se despidió, yo seguí su recomendación y me acosté a dormir, pero fue en vano, no pude pegar el ojo en toda la noche.

El sol empezó a entrar por la ventana, era hora de levantarse, me dí un baño y me puse mi bata, de rato entró la maquillista a arreglarme, después apareció mi madre con el vestido, el cual era de tul y con escote en la espalda, muy clásico y nada de ostentoso, me encargué de que el vestido gritara mi poca emoción que sentía al casarme, al igual que el peinado y el maquillaje.

Me subí a la limusina y llegamos a la iglesia, ya todos los invitados estaban dentro esperando por mí, comenzó a tocarse la marcha nupcial y avancé tomada de la mano de mi papá hacía el altar, e hice todo lo que tenía que hacer, decir "Si, acepto".
Se terminó la ceremonia y todos los invitados se fueron a la recepción y nosotros a una sesión fotográfica, fue imposible sacarme una sonrisa, aunque Darío se desvivía por hacer chistes, lo único que lograba era irritarme más de lo habitual.

La boda transcurrió de lo más normal, la bienvenida de los novios, las felicitaciones, el banquete, por la noche el vals, tirar el ramo, el brindis y todos los requisitos.

Britney se acercó a mí para intentar felicitarme, pero ella era  la única, a parte de mi Nana que no podía engañar.

-No sé si deba darte ánimos o el pésame Andy, pero te deseo mucha fortaleza. Me dijo Brit.

-Brit, sé que tú sabes cosas y tengo esperanzas que algún día las compartas conmigo si no logro recuperar la memoria. ¿Me lo prometes?

-Te lo prometo Andy. Contestó dándome un beso en la frente.

Como siempre apareció Darío, mi ahora esposo y me pidió que me despidiera porque ya nos íbamos.

En realidad solo me despedí de mi Nana, mi familia no se preocuparía si me iba de la fiesta, creo que les haría un gran favor al irme y dejarlos disfrutar de su gran evento con toda la socialité de San Pedro de la Garza.

Llegamos al departamento de Darío donde pasaríamos unos días mientras estaba la casa que le regaló su papá para que viviéramos, ya que pospusimos la luna de miel, por supuestos problemas en el trabajo de mi marido, pero en realidad, no accedí a viajar a ningún lado con él.

Entramos a la habitación y me cargó como en los cuentos de hadas, me colocó sobre el colchón que estaba tapizado de pétalos de flores y apagó las luces, se lanzó sobre mí y sólo las velas alumbraban el lugar, ahora no tenía ningún pretexto para pasar la noche con él y lo tenía que hacer, además mi psicóloga insistió en que le diera la oportunidad de tener relaciones íntimas con él, asegurando que íbamos a volver a tener conexión.
Me dejé hacer y me quitó el vestido, mi juego de lencería fue gusto de mi hermana, un babydoll de encaje blanco, empezó a masajear mis senos con fuerza y a besarme bruscamente, recorrió mi abdomen y llegó a mi monte de venus, siguió deslizando y tiró del liguero, hasta romperlos, el babdydoll se soltó de mis piernas y dejo libre acceso a mi intimidad, rompió el encaje que obstruia el paso y metió dos dedos de golpe, lo cual me incómodo, pero me acostumbre a su movimiento rápido, me hizo mojarme, me morí de la vergüenza al saber que lo estaba disfrutando después de todo, pero también me estaba relajando, quizá la psicóloga tenía razón.
Sacó sus dedos de mí y se desvistió por completo, miré su miembro completamente erecto, era muy grande y venoso, quizá debería recordarlo, pero no había rastro en mi memoria. Me tomó de las caderas y entró con brusquedad, duro, hasta el fondo.

-Ah. Me quejé de dolor.

-Que estrecha estás mi amor, justo como te recuerdo, preciosa, ahora te haré mía, de todas las maneras posibles. Dijo excitado.

Empezó a moverse y yo intenté acostumbrarme a sus movimientos violentos, pero me era imposible, sentía que iba a romperme.

-Está bien pequeña, intentaremos algo más suave. Dijo con las pupilas dilatadas.

Salió de mí y con su lengua empezó a explorar mi cavidad, al grado de excitarme con demasiada intensidad, entonces otra vez colocó su miembro en mi vagina y comenzó un mete saca que me hizo recordar como alguien me perseguía, me jalaba y me hacía suya en contra de mi voluntad. Pare en seco y me tiré a llorar, estaba muy asustada y confundida, me dí un baño y cuando salí Dario ya no estaba, eso me hizo sentirme más segura...

1004 kilómetros Where stories live. Discover now