—Listo—dijo satisfecho sonriendo radiante—. Vamos, papá—dijo extendiendo su manito.

Shen Jiu la tomó para darse cuenta que el niño terminó ignorando sus órdenes y se salió con la suya. Pequeño manipulador cachetón.

Bien, podía ir a desayunar con él, después de todo Shen Fu parecía afectado también por la despedida repentina de su gege.

No llegaron muy lejos. En la puerta, bueno en el umbral de la puerta porque la puerta había sido destruida, estaban unos hombres del palacio Huan Hua. No eran muy difíciles de reconocer, todos vestían túnicas doradas, las típicas de esa secta. Todos se movieron para dejar pasar al perro dorado mayor, el Maldito Viejo de Huan Hua. Shen Fu se escondió detrás de sus piernas, apenas asomándose para ver.

—¿Puedo saber qué hacen en mi casa tan temprano?—preguntó Shen, su tono lejos de ser amigable.

—Sentimos llegar de esta manera a su vivienda, maestro Shen, pero la noticia de que alojó un demonio en su pico llegó hasta la punta más lejana del país—dijo el despreciable viejo, su mirada de repente se dirigió al pequeño Fu-er—. ¿Y ese pequeño? ¿Otro demonio al que está alojando?

Shen Fu se escondió por completo detrás de sus piernas y Shen frunció el ceño al ver a dos cultivadores de Huan Hua dando un paso al frente.

—¿Cree que esto es apropiado, Maestro de Palacio? Llegar así a la secta CangQiong sin comunicarse con el líder de secta, ¿es apropiado?

—Más inapropiado, cree este humilde, es alojar un demonio en una secta justa. Eso es impropio, más de una secta que es la número uno. Ningún colega se mostró feliz al saberlo.

Fue en ese momento, cuando el viejo perro se movió, que notó las demás túnicas de otros colores y algunas cabezas calvas brillantes. Había cultivadores de más sectas, ¿cómo la noticia se corrió tan rápido en una noche? Era imposible, todo pasó hace unas horas y ya tenía un comité acusándolo en la puerta de su casa.

Uno de túnica roja dio un paso al frente, examinando el interior de su casa.

—Todavía se siente la energía demoniaca. Es densa, como si no solamente hubiera estado aquí unas horas. Al parecer el maestro Shen lo tuvo más tiempo que eso—dijo mientras apretaba en su mano un amuleto.

—Shizun—dijo Ming Fan, ingresando por el hueco de la parte trasera de la casa, donde Liu Qingge y Luo Binghe habían salido forzosamente—, ya llamé a Zhangmen shibo.

—Bien. Llévate a Fu-er—dijo sin mirar a su discípulo, concentrado en la gente frente a él.

Fu-er se había aferrado a sus túnicas, incapaz de dejarlo ir. Ming Fan tuvo que separarlo, abriendo sus manos para que dejara ir a Shen Jiu. El niño chilló, como si presintiera el peligro que representaban esas personas. Al final, no le quedó otra que llevarse al niño, seguramente para dejarlo con Ning Yingying o Yang Chen.

—Vayan a ver a ese niño, posiblemente sea un demonio también—mandó el Viejo de Palacio, Shen sonrió divertido—. ¿Podría decirnos el maestro Shen qué es tan gracioso?

—¿Crees en serio que dejarán que vean a Fu-er? Mis discípulos destruirán a los tuyos antes de que siquiera toquen un cabello de Fu-er.

—Entonces, tal vez debamos llevarnos a tus discípulos también.

—Maestro de Palacio—dijo Shen, su tono peligroso—, sería bueno que piense si eso sería lo indicado. No creo que quiera su secta destruida.

—¿Eso es una amenaza, maestro Shen?—el viejo perro sonrió socarrón, tan asqueroso.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now