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Era otro día cualquiera en la isla Kuraigana dónde actualmente el conocido espadachín Dracule 'Ojos de Halcón' Mihawk residía, era un lugar tranquilo hasta cierto punto, apartado de todo y casi en ruinas, solo un viejo castillo se mantenía en pie,...

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Era otro día cualquiera en la isla Kuraigana dónde actualmente el conocido espadachín Dracule 'Ojos de Halcón' Mihawk residía, era un lugar tranquilo hasta cierto punto, apartado de todo y casi en ruinas, solo un viejo castillo se mantenía en pie, siendo aquel el lugar en el que llevaba viviendo desde hace un tiempo junto a Perona la princesa fantasma, que quien sabe cómo es que terminó llegando allí.

Mihawk disfrutaba pasear por la costa en los días que no tenía nada que hacer y la Marina no solicitaba de sus servicios, recién había regresado luego de verse envuelto en una gran batalla dando parte para la Marina y lo único que quería era algo de tranquilidad además de un buen descanso.

Se había vuelto tan fuerte y con habilidades increíbles que nadie era capaz de hacerle frente, la rutina ya se le hacía aburrida y deseaba algo novedoso en su vida que le diera algo de emoción. Perona su compañera, o más bien la invitada no invitada que se adueñó del castillo en su ausencia, insistía en que debía cambiar su estilo de vida y ser más sociable, pero el tipo de vida que llevaba hasta la fecha era el único que el mejor espadachín del mundo conocía.

Una vida solitaria.

Pese a estar en un lugar relativamente tranquilo Mihawk nunca dejaba a su espada Yoru en el castillo, no confiaba en Perona y tampoco quería arriesgarse a que huyera con lo más preciado que tenía, más bien, con lo único que tenía.

Caminando por la costa disfrutando de la mañana nublada a la distancia divisó un cuerpo tirado en la orilla, se trataba de una mujer rubia con sus ropas rasgadas y aparentemente inconsciente; Mihawk no era del tipo que se preocuparía por alguien más que no fuese el mismo, sin embargo no quería ver la costa manchada de sangre si alguna bestia llegaba a encontrarla allí por lo que la cargó en sus brazos al estilo princesa y en cosa de segundos ya se encontraba de regreso en el castillo dónde Perona se quedó helada al ver a otra persona allí.

Siendo un lugar tan alejado de las otras islas era casi imposible terminar allí por casualidad.

— ¿Quien es ella? ¿De dónde salió? ¿Dónde la encontraste? ¿Me la puedo quedar?

— Haces muchas preguntas chica fantasma, hazme el favor de darle algo de ropa y un baño

— Tsk.. yo no recibo órdenes de nadie -se quejó la peli rosa- lo haré porque quiero tener una amiga con quién hablar, tu eres más aburrido que una pintura

Así la peli rosa cargó a la chica rubia en sus brazos hasta el baño, donde se encargó de su aseo y de curar las varias heridas que tenía en su cuerpo, algunas más graves que otras, para luego dejarla recostada en una de las habitaciones con la incertidumbre de no saber cuándo es que iría a despertar o si es que realmente iría a despertar.

Para Perona y Mihawk aquella chica rubia seguía siendo un enigma, ninguno de ellos comprendía de donde es que salió o como es que había llegado ahí, no había ningún barco o bote a su alrededor, tampoco habían rastros de una embarcación en el mar y es que hubiera sido imposible que nada más la corriente le llevara, no habría podido sobrevivir y según la fantasma sus heridas no eran tan graves.

New World | Dracule Mihawk Where stories live. Discover now