Shen Fu solía visitar a Shang Qinghua junto con Yang Chen quien iba a ver a sus amigos del pico AnDing. A veces el niño entraba al estudio de Shang Qinghua mientras su gege estaba distraído. Ahí fue donde descubrió a Mobei-jun, quien le confesó ser amigo de Luo Binghe y que debía mantener sus visitas al pico AnDing en secreto. Al menos los demás discípulos de QingJing no lo sabían, pero Shen Jiu y Luo Binghe se enteraron ese mismo día. Con pequeños trucos lograron hacer que Shen Fu no dijera nada a nadie más.

—Ve por tus cosas, Fu-er, en un rato salimos—dijo Shen Jiu y el niño corrió a su cuarto.

Binghe comenzó a juntar los cuentos, Shen lo ayudó, llevando todo a la cocina. La rutina era casi siempre la misma y descubrió que no le desagradaba en absoluto. Ayudar a Binghe antes de salir para sus clases de la mañana no era desagradable. La compañía de Luo Binghe no lo era. El chico siempre ayudaba, no solo cocinaba, sino que limpiaba la casita de bambú, dándole tiempo a Shen Jiu de hacer los reportes que tuviera que hacer, de corregir exámenes o bien de enseñarle horas extras a Fu-er. Aunque Binghe ayudaba en eso también. Durante ese tiempo le había enseñado pintura y jugaba al weiqi con el pequeño, además de jugar con los juguetes que el propio niño tenía.

Era como una esposa dedicada.

También solía preparar té en las noches y lo compartían con una conversación, hablando de todo y de nada. Fue en una de esas conversaciones donde se enteró del palacio en el terreno demoniaco que tenía Luo Binghe, donde administraba a todos los demonios y llevaba a cabo luchas para ganar más territorios. Por ahora todo iba bien y no tenía mucho de qué preocuparse, hasta el momento no habían surgido rebeliones de ningún tipo, quizás porque Luo Binghe se había encargado de defender a los inocentes y castigar a los injustos. De esa manera, tenía más demonios de su lado que lo apoyaban. A los funcionarios políticos demoniacos simplemente bastaba con amenazarlos de muerte para que le hicieran caso. Binghe le confesó que esa fue la manera más fácil que encontró para lidiar con ellos.

También le contó sobre leyendas que había aprendido, monstruos con los que había luchado y tesoros que había obtenido. Sugirió también que, cuando Shen se sintiera preparado, estaría encantado de llevarlo para que conociera todo lo que había conseguido en esos años ahí abajo. Le propuso incluso escribir un libro, analizando las gemas y animales que encontró y que no había visto en ningún libro antes, ni siquiera en los archivos demoniacos. Shen dijo que lo mejor era dejar pasar el tiempo, cuando todo estuviera en una paz más duradera él con gusto lo acompañaría para aprender de esas nuevas cosas que Binghe había recolectado para él.

La verdad sea dicha, le parecía una buena idea. Tener información sobre objetos, que no se encontraban en el mundo humano, le resultaba gratificante. Llenar de información las bibliotecas de CangQiong le parecía una buena idea, después de todo así no habría quién pudiera decir que la secta estaba desprovista de información. Aunque bien podrían ocultar el libro por el momento, para no darle problemas a Yue Qingyuan.

Shen Fu regresó con sus cosas, sonriendo feliz y radiante antes de que Shen Jiu lo acercara para acomodarle el moño que se le desarregló mientras buscaba sus cosas. El niño agitó el brazo hacia Binghe, asegurándole que iría a almorzar con él.

Las clases pasaban tan normales como siempre, Ming Fan daba las clases de caligrafía de ese día. Daba determinadas clases una o dos veces por semana. Shen lo hacía lento. Todavía no iba a heredar el título de maestro de pico, pero debía ir acostumbrándose poco a poco. Un día daría todas las clases, pero para ese momento faltaban años. Mientras Shen estuviera ahí, daría siempre la mayoría de las clases.

Ming Fan lo hacía bien, era algo que esperaba. La caligrafía y la pintura eran sus fuertes, así que enseñarlas no le resultaba complicado. La música no era del todo lo suyo y Shen no estaba seguro de enseñarle a cantar, pero creía que, como maestro de pico, tendría que aprenderlo por si en un futuro tiene que enseñarle a su discípulo principal. O quizás podría enseñarle a Yingying y ganar unos puntos extras de amor con ella. Nunca era mala idea. Aunque no daría esa sugerencia porque era probable que sus discípulos sugirieran que Binghe aprendiera también. Y no creía que fuera porque Binghe tuviera interés en cantar. Estaba seguro que lo harían porque el mocoso de Luo quería escucharlo cantar. Para Ming Fan y Ning Yingying no parecía ser un secreto los sentimientos de Luo Binghe y se preguntó desde hacía cuánto lo sabían.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon