Capítulo 10

Mulai dari awal
                                    

Con paso lento me acerqué a ella, hasta que me puse frente a ella. Tuve que agachar mi cabeza para poder verla, era muy pequeña comparándose conmigo, aún así no iba a cambiar mi modo de tratar humanos por ser una preciosa humana.

–Dime Xylia, ¿sigues creyendo que puedes aguantar? –pregunté con arrogancia.

Ella parecía estar temblando, podía ser o bien del cambio de temperatura a diferencia de su mundo, o bien del dolor que sentía y prefería que fuera la segunda.

–S-si –solté una leve risa.

–Humana obstinada –comenté yo negando con la cabeza atónita al ver lo cabezota que podía ser una humana tan pequeña como ella.

–No te lo volveré a preguntar, ¿sigues creyendo que puedes aguantar? Porque si es así, no tendrás ninguna otra oportunidad para dejar de caminar pero si ahora mismo te arrodillas y me suplicas, te concederé ese deseo tan apreciado para dejar de caminar.

Muchas personas pensaban que era malo pero la realidad es que malo se quedaba corto, era vil y ruin y era lo mejor que me podía haber pasado. Por fin, podía disfrutar tortura a alguien que sí que podía morir debido a mis acciones ya que matar a los de mi raza o a monstruos insignificantes para mí, no me suponía ningún gozo. Y sí, con ella iba a ser muy depravado hasta que consiguiera tenerla amordazada bajo mis pies a esperas de recibir órdenes de su señor. Simplemente música para mis oídos que tarde o temprano conseguiría.

–No voy a arrodillarme, estúpida bestia –dijo con un leve susurro la humana que a penas podía sostenerse en pie.

Eso sí, tenía agallas para insultarme, probablemente porque aún no me conocía y porque no sabía las consecuencias que podrían acarrear por agraviar al rey del Subsuelo pero no le tomé mucha importancia ya que para mí que me llamara "bestia" era simplemente agradable y verla entusiasmada y centrada por insultarme, la hacía verse más bella.

–Tu has decidido Xylia, dentro de seis horas podrás descansar.

No dije nada más y volví tras mis pasos, volviéndome a montar en Scathan. Sabía con certeza que dentro de unos minutos, esa mujer perdería el conocimiento y por no haber aceptado mi ofrecimiento, sería castigada por haberse desmayado. Así que esperaría con calma a que desvaneciera y conforme lo predije, minutos después a ese pequeño parón, la increíblemente cabezota humana se desmayó.

–Señor, la humana ha perdido la consciencia –Sonreí maliciosamente.

Al fin, había caído y yo había ganado. Cuando salían bien mis paradojas mentales, hacía que me sintiera más orgulloso de lo que era. Nadie podía enfrentarse a mí, yo era el ser más poderoso y si esa humana pensaba que podía acabar conmigo o escapar de mi territorio, la tenía muy clara.

–Cógela en brazos y dásela a Cyno.

El soldado asintió cumpliendo con mis órdenes. Finalmente, esa humana acabó en los brazos del capitán de la guardia real, Cyno, quién la sujetaba con fuerza para que no cayera del caballo.

Estaba pálida, más de lo normal y cuando me fijé en sus piel, solo vi la carne desgarrada llena de tierra y pequeñas piedras clavadas en el talón. Debía de estar retorciéndose de dolor pero aguantó sólo para no concederme el placer de verla arrodillada ante mis designios.

Interesante

Me iba a divertir mucho con esa mujer y más cuando la viera suplicar para que parase, una vez la castigara y la obligara a hacer cosas que nunca pudo imaginarse. Se me venían muchas ideas y todas ellas totalmente creativas en las que la muerte estaría a su lado a esperas de tomar su alma, y ese sería yo.

Sin embargo, aún faltaba un largo camino hasta llegar a palacio y volver a retomar mis deberes como regente. Aunque sabiendo que ahora, esa humana estaría allí, lo haría todo más ameno. Si no hubiera escuchado a Jarlath, es probable que hubiera matado a la Bruja Roja por haber revelado aquella leyenda sin temor ninguno, pero ahora que lo pienso, fue una decisión muy acertada por su parte. Que hubiera entrado esa humana en mi reino, era todo un hito para nosotros y más cuando gracias a su sangre, nos alimentábamos en festines de suma importancia, como cuando arrasamos poblado enteros por falta de sangre.

No es que vivamos por y para la sangre pero de vez en cuando la sangre de hace irresistible y más cuando los de sangre dulce, nos proporcionan grandes dosis. Es como una caza en la que la presa escapa del cazador, y en este caso, me encanta ser el ser que atemoriza a la gente tanto por las miles y ciento de historias creadas en mi honor debido a mis hazañas y a mis múltiples cazas a lo largo de los casi mil años de existencia. Así que si, ver todas esas caras de miedo y terror ante mis apariciones, es conmovedor que después de tantos años los humanos sigan reconociéndome y sigan teniendo ese temor.

Esa pequeña guardiana, a la que ví días previos al reclamo, parecía ser fuerte y orgullosa cosa que a mí me desagradaba en absoluto ya que dos personas orgullosas no podían juntarse, además sabiendo que en mi caso era demasiado dominante y territorial. Aún así, me encantaría ver la cara de esa humana al ver toda mi ferocidad desencadenada sin saber que lo peor aún no estaba por llegar porque cuando los feéricos oscuros bebemos sangre, nos volvemos demasiado atroces y cometemos acciones viles y fuera de lugar. La excitación que sufrimos durante esas horas interminables posteriores a la consumición de sangre, nos convierte en fieras. Así que una vez pruebe su sangre, deberá correr, correrá tanto que esos pies totalmente doloridos y destrozados, no tocarán ni el suelo por la velocidad en la que correrá. Será una cacería en la que ella será la presa y yo, su señor, el cazador.

Será inolvidable y más cuando, todos los habitantes del reino contemplen aquel espectáculo digno de admirar. Será un hecho que marcará la historia de nuestro reino, una humana siendo cazada por el mismísimo rey del Subsuelo. Bufé maravillado ante mi imaginación y en lo que acarreaba tener una mente tan creativa en la que por si sola hacía que contemplara escenarios totalmente reales que podrían hacerse real si ponía un poco de empeño.

Ojalá que mis deseos se cumpliesen y que nuestro trayecto hasta la Vigía fuera corto porque una vez llegáramos allí, todos los viajeros, comerciantes y criaturas mágicas que ocupasen el lugar, quedarían sorprendidos al ver a la mujer humana.

En cualquier caso, aún faltaban seis horas y aún no habíamos pasado por el lugar más peligroso durante el viaje, debíamos andar con cuidado con no toparnos con los asyhe, esos seres creados a partir de la miseria, sin alma y con un poder que incluso a mi se me escapaba de las manos. Nadie sabía de quién era obra, tan solo aparecieron un día y desde ese, se quedaron y atemorizaron tanto a los de este mundo como al mundo de los humanos.

Siempre opino que fue obra de la Bruja Roja y que era probable que lo hubiera hecho por venganza hacía mi ser por no haber aceptado su oferta de unión matrimonial hacía por lo menos unos seiscientos años, cuando aún era un jovenzuelo en este mundo. No acepté y a partir de ese momento, nuestra relación fue hostil y tensa. Era joven pero sensato, no quise unirme con nadie, no quería compartir la corona con nadie ni como tampoco mi sangre. Yo era el Señor de las Almas Perdidas, Señor de las Profundidades y de la Muerte, la gente se atemorizaba con saber de mí existencia y no iba a permitir que el amor, ese estúpido sentimiento se apoderara de mi y de mi frívola mente. En mi cabeza de ser vil, no se aceptaban los sentimientos que creaban debilidades. El amor podía destruirlo todo y yo no estaba dispuesto a perderlo todo. Además, el Señor de la Muerte no puede amar, tan solo disfrutar del amor carnal hasta la saciedad. Así pues,una vez llegara a palacio llamaría a las bailarinas y bailarines como hacía en antaño y disfrutaría de su compañía una noche entera antes de volver a encerrarme a cualquier sentimiento, una vez empezara a investigar la causa de mi prohibición al portal. Y a lo mejor, dependiendo del humor que tuviera con esas humana, la haría partícipe o simplemente la dejaría pudrirse en la celda.

Todo correría su cauce y una vez llegara a palacio, estaba seguro de que mis instintos sabrían que actos viles debía cometer.

La Leyenda ÁureaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang