—Cariño, mi niña. Ya es hora de levantarse —la llamo con calma—, el día ya empieza —la empiezo a mover.

Va abriendo sus ojos lentamente. Sus orbes azules me observan en silencio, se ven tan brillosos. Al verme me sonríe tan animadamente, recién despierta y ya con tanta alegría, así como también llena de energía es lo más seguro.

Bonjour mon soleil ³ —beso su frente—. ¿Lista para otro día de escuela?

Bonjour mamanbesa mi mejilla—, ¡lista para iniciar el día! —suelta alegre.

Se levanta como un resorte para empezar a brincar en la cama.

—¿Y Jayden mamá?

—Creo que en su habitación —contesto—. Dejá de brincar o te caerás y te lastimarás hija.

Deja de hacer tal acción.

—Vamos a prepararte para que estés lista a la hora, luego iremos a desayunar algo muy rico que preparé —la ánimo para apurarnos, para que no se haga tarde.

Unos minutos más tarde estamos en el comedor, le sirvo fruta picada a mi hija, con kiwi, fresa, uvas y otras más que le gusta ingerir con un vaso de jugo de naranja para empezar el día.

Se escuchan unos pasos acercarse y se de quien se trata. Se hace presente en la cocina, para él también he picado fruta. Le tiendo el plato, me sonríe a modo de agradecimiento.

—Buenos días bonita —saluda a su hija.

Bonjour Jayden —mi hija tiene más acento francés que inglés.

—Me gusta tu acento —chulea su forma de hablar.

Merci

Desayunamos en silencio puedo sentir la penetrante mirada de Jayden, sigo picando mi fruta tratando de ignorar su mirada pesada. No lo veo en ningún instante, punzo con fuerza el tenedor en el plato que juraría que puedo llegar a romperlo.

—El desayuno y el plato no tienen la culpa —la voz de broma del hombre hace que desvíe la vista de mi comida—, tranquila eso no hará que el enojo o molestia que tienes se vaya.

Pongo los ojos en blanco, sigo ingiriendo los trozos de las frutas.

Escuchar su llamada me puso de mal humor y no se por que. No debería importarme en lo más mínimo, es su vida.
Pero con solo la mención de Heather en aquella oración me amargo la mañana y no se que es exactamente lo que harán solo se que ella está incluida en algún plan cuándo el pise su país.

—Eileen vamos que se hace tarde —ya estoy en la puerta para irnos mientras mi hijo sigue en su cuarto.

—¡Voy mami! —grita mientras corre hasta llegar a nosotros.

Ya lleva su mochila puesta.

Vamos en mi auto. Puedo ver cómo Jayden le hace muecas extrañas a la niña y ella ríe ante sus ideas, además que le copea algunas.

Sonrió al saber que están creando un lazo de padre e hija.

Me estaciono frente al portón de la escuela, hay varios papás dejando a sus hijos.

Bajamos juntos, su padre la toma de la mano para caminar ellos juntos, yo voy detrás viéndolos de espaldas. Estoy segura que la niña lleva una sonrisa enorme en su rostro.

Te cumplí tu regalo hija, la promesa.

—Ayer hablamos de esto Eileen, te dije que hoy regresaría a mi casa y que dentro de una semana regresaría a ti —puedo ver cómo sus ojos se ponen llorosos—. No quiero que llores sol, recuerde que eso eres, un sol que brilla a los demás así que no te apagues y no pongas cara de tristeza estaré tan pronto como me sea posible que ni lo sentirás.

Subastada al mejor postorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora