Un descubrimiento inesperado

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El alba de un nuevo día surgía junto con una brecha de contención en el Sitio 19.

Los Scps de clase Euclid y Keter arrasaban todo a su paso, en búsqueda de su libertad.

Mientras los científicos y guardias huían por su vidas, anhelando salir de las instalaciones y esperando la llegada de los MTF.

Por otro lado, la mayoría de los clase-D seguían atrapados en sus celdas,  mientras que otro pequeño grupo de estos intentarán escapar de los Scps para sobrevivir.

Un día...normal para lo que era la Fundación SCP

Cada día traía consigo una amenaza latente de los SCPs que deseaban escapar provocando un nuevo intento de escape.

A causa de anteriores brechas de seguridad, los SCPs de mayor peligro habían formado una especie de alianza para alcanzar su libertad.

Pero la Fundación no se quedaría de brazos cruzados ante este tipo de situación. Para evitar el escapé de ese grupo de anomalías, juntaron a sus mejores hombres de todos los destacamentos móviles con su artillería más pesada en ambas salidas de la instalación.

Pero tampoco los SCPs se quedaban atrás. Ellos formularon su propio plan de escape a largó plazo, que ellos mismos denominaban Eliminar, Debilitar y Exterminar. Ademas de coordinarse para generar brechas de contención lo más seguro posible.

Pero este día sería diferente a los demás, un suceso que marcaría a todos por igual.

Los SCP dejaron un rastro de destrucción por dónde habían estado, entre los escombros avanzaba un clase D atemorizado después de casi ver el rostro del SCP-096, que milagrosamente llevaba una bolsa de papel sobre su rostro para evitar activarse con sus aliados.

El Clase D sabía de antemano que si lo llegaba a mirar en la cara sería su fin inmediato. Corrió con la esperanza de perderlo por los laberínticos pasillos de la instalación.

Logró perder al chico timido, pero él no tenía en cuenta que alguien ya estaba manejando los hilos para tenderle una emboscada.

El Scp-079 mandaba mensajes por los altavoces informando a sus aliados sobre la ubicación de sus víctimas.

El Clase D al atravesar un pasillo extenso vió con miedo a las dos anomalías que lo esperaban. Allí estaban Scp-049 y Scp-035 aguardando por él.

La máscara se mostraba euforica, estaban por alcanzar su anciana libertad

-Muy bien doctor, ahora es su turno de liquidar a un Clase D- dijo la máscara teatral dándole paso libre a su compañero

Sin perder tiempo el doctor se acercó al amedrentado Clase D con pasos tranquilos esperando no tener contratiempos.

Observando desde las espaldas de sus compañeros estaba el SCP-106 asomándose desde el suelo, estaba ansioso de ver el espectáculo que estaba por ocurrir.

Ellos pensaban que tenían toda la situación bajó control pero eso no era así...

Cuando el SCP estuvo a su alcance , el Clase D le propinó una tacleada al médico de la peste dejándolo fuera de combate en el suelo. El humano no pereció al tocar al médico por una simple razón, esté llevaba en su mano el Scp- 714.

Sin perder más tiempo, siguió avanzando ignorando  de paso a la máscara posesiva que se quedó  sorprendido observando a su compañero que parecía no muy feliz de haber recibido ese golpe.

El viejo al ver qué el Clase D se aproximaba a él decido salir por completo para así frenarlo.

Aún así, el humano con el anillo en manos y las pocas fuerzas que le quedaban a causa de este. Decidió dar un salto usando la cabeza del 106 como punto de impulso, mandando a su vez al anciano de regreso a su dimensión por la inercia

Por gracia divina del SCP-343, el Clase D aterrizó de pie y con medio zapato disuelto pero vivo. Retomando pocos segundos después su persecución y dejando atrás a los tres Scps en ese maldito pasillo.

Pero, para la mala suerte del pobre. La pesadilla aún no terminaba. Le estaba esperando lo peor para el final.

Al cerrar la puerta se dio cuenta que no estaba solo. En esa habitación estaba esperando el Scp- 173 por si el resto fallaban.

-No entiendo como demonios pasaste a 096, 049 y 106 - Se escucho desde los altavoces, era Scp-079 y no estaba muy feliz - Pero ya da igual, acaba con el 173

El Clase D sentía que su final había llegado. Ya no había salida. Tenía tres Scps detrás de la puerta, probablemente muy furiosos.
Y su verdugo enfrente.

Sabiendo que ese sería su final.Aún así.
Decidió que quería irse de este mundo como una leyenda.

Sus compañeros que habían estado en presencia de aquella escultura, relataron que solo lograron sentir pánico ante su presencia.

Determinandose a lo que nunca alguien había intentado. El Clase D
abrazo a la escultura esperando su muerte.

Pero.
Nada pasó.

Se sintió desconcertado, ya que no esperaba seguir con vida. Dudando sobre que estaba sucediendo tanto él como el resto de Scps que apenas habían atravesado la puerta detrás del humano.

-173, ¡¿Que mierda estás esperando?! 682 no podrá mantener alejados a los humanos por mucho más tiempo- Se escuchó otra vez la voz de 079, no entendía que diablos está ocurriendo

De una puerta muy dañada que conducía al exterior salió un pequeño 682 que perdió mucho tamaño por su lucha con el ejercicio de humanos.

-¿Que demonios está pasando aquí?- dijo el mini reptil al ver a un insignificante humano abrazando a la escultura que tanto horror le daba - De verdad que eres un humano muy idiota y desagradable

La escultura seguía sin moverse. De dónde salió 682 se estaban escuchando pasos apresurados. El escuadrón MTF había irrumpido en la sala.

Todos pensaron que la brecha había terminado, pero una voz de menos quien esperaban escuchar se hizo presente.

-Gra-gracias por e-el abrasó jeje- Dijo una voz que se escucha sorprendida que provenía de la escultura de hormigón

El silencio se apoderó de la sala durante segundos.

-¡¿QUE MIERDA?!- Replicaron atónitos tanto humanos como Scps por el repentino acontecimiento

El Clase D soltó con espanto a la escultura cayendo sobre su propia espalda para luego gritar aterrado

-¿L-lo dije bi-bien?- dijo 173 con algunas complicaciones para terminar las palabras pero feliz de ser escuchado por fin.

    

Un amor de hormigón Where stories live. Discover now