Capítulo 7 - ¿Deseando suerte?

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—Gracias, Laila, gracias— respondió con ironía.

—Si, no hay de que— sonrió con falsedad y burla al mismo tiempo.


[....]

Roman acababa de salir del elevador con una caja en sus manos, llevaba una cadena con la placa de policía que Brian le había dado, encima de la caja llevaba la billetera que también Brian le había dado, pues ahí venía la credencial o identificación de Brian cuando era oficial, la única diferencia era que habían conseguido cambiar su foto por la de Roman, lo demás seguía igual, cabe recalcar que no era la misma, era una copia en si, Mack había conseguido hacerla con un poco de ayuda de Tej. Roman se acercó a dónde estaba la ventanilla y puso a un lado la caja.

—Hola bombón— saludo pues la que estaba tras la ventanilla era una mujer. —¡Que lindas mejillas! Sexy swxy, me encantan los anteojos ¿Donde los compraste? ¿Son Gucci o algo así? Cuéntame— la mujer comenzó a negar con la cabeza lo cual confundió a Roman. —¿No entiendes?

Se levantó de su asiento y se acercó a su compañero que estaba sentado dándoles la espalda.

En la ventanilla— dijo la mujer a su compañero policía.

—No, no, no, no es posible— susurró para si mismo al ver como el hombre se acercaba a la ventanilla. —Hola, soy el agente especial O'Conner buró Federal de investigación— dijo a la vez que le enseñaba la identificación al policía.

—Dice caucásico.

—Es el sol— se excusó, y guardo la identificación, al ver qué aquella estúpida respuesta no funcionó prosiguió inventando más excusas estúpidas. —Y el calor— esta de más decir que eso tampoco funciono. —Escucha, estoy en un caso y necesitamos guardar la evidencia aquí, pero necesito entrar para ver dónde la van almacenar.

—No puede.

—Comprendo que eres todo un profesional y te respeto, lo prometo— el hombre se mostraba serio, por lo que Roman pensó que si decía algo gracioso cambiaría eso, pero no fue así. —Y parece que también haces pesas, ¿Cuánto levantas? ¿Cien? ¿Doscientos? Eh— Roman rió amargamente al ver como el hombre ni siquiera una sonrisa mostraba. —Ay que cosa. Nada más quiero hacer mi trabajo, mi jefe me envió para asegurarme de que todo es seguro.

—Estará seguro.

—Solo déjame entrar para echar un vistazo.

—No.

—Ay por favor, apoya a un hermano— insistió Roman, a lo que el policía suspiró ya cansado.

—No, y no eres mi hermano— dijo, está vez en un tono más fuerte.

—¿Hermano de otra madre?

—¡No!

—¿Lo habías escuchado?

—No, no puede entrar nadie, excepto el personal de evidencia autorizado— dijo sin paciencia, pues Roman había acabado en ese momento con la que el pobre policía tenía. —¡No me hagas perder el tiempo! ¡Llamaré a la embajada!

—No, no no, estamos bien— lo detuvo cuando ya comenzaba a marcar los números en el teléfono. —No tenemos que hacerlo, estamos bien, aquí está la evidencia— dijo y le entrego la caja. —Todo bien te lo prometo. Te agradezco mucho tu tiempo— se despidió y se fue hacia el elevador. —Te juro que si estuvieras del otro lado de ese vidrio te rompería la maldita cara— musitó molesto Roman, a la vez que tocaba el botón del elevador.

Roman salió de la jefatura de policía, mientras que aquel policía al cual le había dado la caja entro a dejarla justo en el mismo lugar donde se encontraba la bóveda de Reyes. Roman tardo un rato en llegar hasta donde estaban sus amigos esperándolo en una camioneta, que estaba en un estacionamiento frente a la jefatura. Abrió la puerta y entro ante aquello, Brian, Tej y Mack, si Mack, el había querido ir también, voltearon a verlo.

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