Te veo, Kelly.

Capítulo 1

Entre ser genial o pasar vergüenza frente a tu crush, se me da mejor lo segundo.

Escuchaba a la gente murmurar. Otros mantenían su expresión de sorpresa. Y yo seguía parado, como una estatua, viendo a las personas mirarme. Pero no me atrevía a buscarlo a él. No me atrevía a ver la expresión de Ox.

Solo corrí apresurado hacia el baño. Abrí la puerta y la cerré de inmediato.

La pintura había caído en mi smoking, especialmente en mi saco. Me lo quité. Me lavé la cabeza y la froté muy bien. Lo poco que podía agradecer era que la pintura no era netamente pintura, estaba mezclada con agua así que pude sacarlo.

Mi cabeza chorreaba de agua así que revolví mi cabello.

Mi cara estaba roja de haber sido frotada varias veces y con fuerza. Justo cuando comencé a lavar mis lentes sentí ardor en la garganta. Carraspeé intentando que desapareciera, pero era más profundo.

Alguien tocó la puerta. Primero fue uno, dos y tres. Luego se repitieron los golpes en la puerta.

Cuando iba a responder que el baño estaba ocupado, y que de paso se fuera a la mierda porque estaba ocupando los cinco cubículos del baño, una voz dijo:

—¿Robbie? ¿Todo bien?

Era Ox.

Me sentí aún más débil.

—A un lado Ox, voy a tumbar esa puerta —se unió otra voz. Era Gordo.

Me desesperé y abrí la puerta antes de que la escuela me agregara una indemnización por una puerta rota. Michelle me mataría si tuviera que pagarla.

Gordo ingresó molesto, y Ox lo siguió.

—Los voy a matar —comentó Gordo.

—Hablaré con ellos y...

—No —Negó Gordo—. Hablaré con ellos con un bate en sus caras.

—Está bien —dije—. Ya no importa... Solo quiero despejarme un poco, al menos hasta que llegue Michelle.

—Te podemos llevar —propuso Ox.

Negué.

—Estaré...

—En el bosque —completó Gordo por mí.

No miré directamente a Ox. No podía verlo, me sentía humillado.

Caminé con dirección al pequeño bosque que mantenía la escuela luego de una pequeña discusión con Gordo y Ox donde gané al reclamar mi privacidad, aunque fuera solo por un momento. El bosque era pequeño, pero tenía los suficientes árboles como para poder sentirme acompañado. Abrazado. Sentí ese piquete que sientes cuando hay alguien que te observa. Esa sensación de ser seguido con la mirada por alguien y no sabes quién. 

Tal vez me estaba volviendo paranoico por el hecho de que me habían echado pintura en pleno salón de baile. En el baile. Pintura, mezclada con agua, pero pintura. Frente a una multitud de adolescentes crueles que podrían burlarse por siempre de eso. Frente a Ox, la persona que me gusta. Frente a Oxnard.

Bien, podría haber sabido que caería mal a los Bennet. Y tal vez lo haya sabido desde que los tres me analizaron sin absoluto descaro de pies a cabeza cuando Ox me llevó con ellos a almorzar.

Pudo ser peor, Pensé en ese momento. Y puedo afirmar ahora que lo fue.

Todo iba normal. Todo iba de maravilla y pensaba que realmente podría conquistar a Ox. En algún momento mis neuronas hicieron sinapsis en conjunto a la esperanza y nació el objetivo de estar con Ox.