Espera y un baile.

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Sinopsis del capítulo: Mientras Keigo espera por Toya, piensa en éste.

ESPERA Y UN BAILE

Keigo está feliz mientras espera por Toya Todoroki, su primer y único amigo.

Se escapó un rato de casa, como suele hacer cada semana desde que conoció al otro niño hace dos meses, sacando provecho de las ocasiones en que su padre se va a trabajar los fines de semana, y que a su madre realmente no le importa que su hijo la deje tranquila unas horas por la tarde. Como él siempre regresa antes de que oscurezca, supone que le permite ser un infante como cualquier otro (a veces Tomie puede ser amable como las demás mamás normales).

Jugando en los columpios, piensa en la primera vez que se topó con Toya; él se presentó rápido y tomó la mano de Keigo, arrastrándolo para subirse a todos los juegos del parque (el más cercano al hogar de los Takami, y el cual el rubio eligió para no tardar tanto en volver a casa), para luego darle algunos dulces.

Habló y habló sin cesar, en ocasiones con un tono mandón que a Keigo le divirtió (y aún lo hace), a diferencia de los otros niños que no fueron capaces de llevarse bien con el Todoroki. Aunque esos mismos infantes tampoco quisieron acercarse tanto al Takami, quien estaba sucio, delgado y con una expresión estoica, por su buen oído supo que le llamaron raro y dijeron que su cara daba miedo; pero al final no importo porque Toya quiso volver a verlo.

Toya, cuyos cabellos son rojos, aunque con cada aparición hay un nuevo mechón delgado de color blanco. Que posee ojos azules y ropa limpia y con temática del héroe Endeavor. Que es un omega muy pegajoso, pero Keigo está bien con eso, con tan solo cinco años raramente ha sido abrazado, así que cada que Toya se acerca mucho, el rubio se relaja y le permite al otro acurrucarse.

A veces el más pequeño de los Takami se pregunta, si ser un alfa es lo que vuelve más fácil que el aroma de Toya le envuelva. Otras personas podrían decir que es aterrador cuando un omega parece querer adueñarse de ti con su esencia, pero Keigo ama que el olor, que le recuerda a una tarde perezosa bajo el sol, le abrace.

— ¡Keigo!

Antes de darse cuenta está sobre el suelo, pero es algo a lo que ha ido acostumbrándose porque Toya es del tipo que gusta derribar, subirse arriba de ti, abrazarte y frotar su mejilla con la tuya. Supone que es el comportamiento más omega que hay en Toya (al menos de lo poco que sabe de los omegas por la televisión y advertencias de sus padres).

—Ten, traje la comida —el pelirrojo enseguida se sienta a un lado y de su mochila saca emparedados, papas y otras chucherías. Keigo olfatea y reconoce otro olor, identificando muy rápido a la madre de Toya, vigilándolos a la distancia mientras se ocupa a la vez de los hermanos de éste, Fuyumi y Natsuo—. Mamá también te ha regalado un impermeable —los ojos casi le duelen por el color tan amarillo, aunque Toya no está mejor con el rojo intenso que lo envuelve.

—Probablemente llueva —empieza el de alas carmín sonando contemplativo, una vez que nota que el cielo se ve más nublado que hace unos minutos, y mientras deja que el otro le ponga el impermeable, sintiendo su pecho cálido cuando la prenda está adaptada a sus necesidades de heteromorfo—. Pudimos vernos otro día y no tenías que gastar dinero en mí.

— ¡No seas tonto! —Toya intenta darle un ligero golpe en el brazo, pero Keigo lo esquiva con gracia, logrando refunfuñar al Todoroki. Sin querer suelta un poco de su aroma alfa calmante, Toya pronto olvida su molestia infantil y lo abraza—. Ya sabía que llovería, pero en esta ocasión vengo preparado —informa con orgullo.

Ambos recuerdan cómo hace una semana su salida fue frustrada por el aguacero repentino, lo bueno es que había un local cerca, donde Rei trató de secarlos y les dio de comer pollo frito, el favorito de Keigo.

—También hace poco vi una película de amor —continúa el pelirrojo y el Takami presta más atención, especialmente a la gran sonrisa de su amigo, tan contagiosa que Keigo no puede evitar corresponder (aunque un poco más sutil)—, pensé que me aburriría, pero me gusto y quiero intentar lo mismo que los protagonistas.

— ¿Qué es...? —Keigo indaga curioso y sus alas se mueven animadas.

— ¡Bailar!

Desafortunadamente, no llueve como Toya esperó con esperanza, eso sí, al menos hay unas cuantas gotas.

Así que no queda más que fingir que se encuentran bajo una gran tormenta, mientras Keigo trata con demasiada determinación imitar los extraños pasos de baile de Toya.

N/A. Si los padres de Hawks le advierten sobre los omegas, es porque su papá es un omega y su madre una alfa. A ella le inquieta que su hijo atraiga a otro omega difícil, y a él que su hijo alfa sea engañado y usado como él utiliza a Tomie (no porque se preocupe por Hawks, sino que tiene miedo de perder el control sobre Keigo, y que esto en consecuencia le haga ser atrapado y metido a la cárcel). Nuevamente, esto no se va a explorar aquí como quisiera, porque se supone que es FLUFF o un intento de una colección fluff. ¡Gracias por leer!

Recuentos de la vida | HawksDabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora