En ocasiones, Jennie le devolvía algunas sonrisas. Pero la mujer no hablaba su idioma, o tenía una orden de no hablarle cada vez que le traía la comida todos los días. Probablemente era esa segunda opción. Lo que si sabía es que la señora tenía una mirada desolada cada vez que venía a recoger la comida que no había sido tocada.

Pero era una decisión que Jennie había tomado.

Estaba bien con ello, realmente.

La muerte era agridulce, pero era su decisión. Solo tenía que esperar un poquito más, el dolor no duraría para siempre... O eso esperaba.

Jennie sabía que su decisión iba a ser repudiada por su padre, pero en realidad... A estas alturas, a pesar de que no quería estar en ese sitio frío y solitario, no era demasiado diferente a su realidad dentro de las paredes de un palacio. Solo había una diferencia de comodidades, pero el nivel de libertad era prácticamente el mismo.

Entonces... Ya se dio por vencida.

No quería irse ni quedarse y cuando ya no había lugar a donde ir, ya no quedaba más por hacer.

Apenas fue consciente de los pasos que se acercaban y la cerradura abriendo su jaula, la verdad es que tenía los ojos tan apagados que ni siquiera podía abrirlos.

Probablemente era la gitana extraña de nuevo, seguro se iba a sentar en frente de ella a mirar la forma en la que su alma abandonaba su cuerpo. No es como si tuviera poderes sobrenaturales para verlo... Aunque Jennie no podría estar segura del todo. A pesar de que no hablaban, la gitana exudaba una fuerza externa que hacía que quisiera doblegarse ante ella.

Y a pesar de su condición, Jennie había sido educada para no bajar la cara ante nadie. Solo ante la reina y la princesa, de resto ni siquiera con su padre hacía eso.

Jennie sintió su cuerpo alzandose en contra de su voluntad y el calor de un cuerpo abrazando el suyo. La alarma se expandió por todos lados y cuando notó que estaban moviendola, tuvo que hacer un esfuerzo gigantezco por intentar abrir los párpados.

Sus ojos no se abrían, era como si pesaran una tonelada. Y no tenía la energía para moverse. Si no podía usar los sentidos del tacto y la vista, ¿qué podría hacer para tratar de averiguar lo que sucedía?

Ah, también habían voces, pero tampoco podía entenderlas del todo porque estos sí hablaban en un idioma que no conocía. Y eso que Jennie era políglota, ¿qué era esa lengua? Parecía del medio oriente, al sur de Asia o... Arabe no era, Indio podría ser... ¿Qué era? No era coreano, japonés, vietnamita ni tailandés.

Pero podía oler, por lo menos, su nariz estaba enterrada en el cuello de alguien. Sabía que una persona estaba cargandola a un sitio y por la forma parecía un bebé en los brazos de un extraño.

Terrorifico, pero, el olor era agradable... Por lo menos.

Cepilló su nariz por inercia en la piel caliente, era cómodo, más teniendo en cuenta que tenía el cuerpo tan frío como un hielo. El calor y el olor de un cuerpo extraño, probablemente de su verdugo, sirvió de tranquilidad momentanea.

Los pasos se detuvieron y a continuación sintió una superficie suave sobre su espalda. Con una tarea bárbara, Jennie pudo abrir los ojos apenas. Nada estaba nitido y solo podía ver una figura negra en frente de ella, pero cuando sus ojos se adecuaron al ambiente pudo encontrarse con los ojos azules mirandola directamente.

Ahí estaba la gitana, inclinada sobre su cuerpo y mirandola tan cerca que Jennie sentía su respiración a centímetros. La idea en vez de horrorizarle envió un torrente de calma.

Estaba perdiendo la cabeza y el cuerpo y todo, estaba a segundos de morir. Podría admitirse a si misma ahora que la gitana extraña era agradable de forma visual, y más cuando la tenía cerca. Daba miedo, pero era hermosa y si ese era el último rostro que vería antes de morir, no estaba tan mal del todo.

Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]Where stories live. Discover now