Querido lector si usted sufre los mismo desordenes mentales y autodiagnoticados al igual que yo comprenderá que para continuar esta simple y breve lectura deberá sentarse a observar y contemplar lo siguiente.
¿La ve?
¿Está seguro? ¿Segura? ¿Es ella?
No la estará confundiendo con la lampará que ilumina su morada, su senda.
¿En qué fase la observa? ¿esta nueva, cuarto creciente, Llena o cuarto menguante?
No importa siempre que esta le da una razón al atardecer, anochecer o al amanecer.
Siempre es igual pero el momento es diferente.
La vez y te hace pensar si es verdad que está ahí viendo todo o si es un montaje como una película protagonizada por el aclamado Jim Carrey.
¿Pues de verdad llegamos en el 69? Como hicieron para no explotar esos astronautas con la felicidad y la emoción de hacer un largo viaje para tocar en vez de tierra, Luna.
Debe ser como estar enamorado.
Viste cuando ves a esa persona soñada llegar y tiemblas de miedo, de felicidad.
Algo así es con la luna para nosotros que la buscamos todos los días y a pesar como dije recién que es igual...
siempre la vemos de manera diferente.
De una nueva manera todos los días.
Es como si fuese una compañía silenciosa.
Es como si fuese el cómplice, LA COMPLICE.
Usted querido lector piense que los grandes estrategas de crímenes siempre se fijan que la luna no este. Que la noche sea tan oscura que nuestra sombra se toma descanso de nosotros mismos.
Siempre están perseguidos por la luna única confidente de todos nuestros actos de amor como de horror.
Fue ella quien estuvo en todos nuestros actos como humanidad. Vio imperios crecer y otros demolerse.
Vio tanto como nunca alguien jamás.
De echo ahora mismo esta viendo como escribo sobre ella para usted querido lector.
Una tarde celeste con una luna llena y vino en mano, respirar el aire fresco y contarle nuestra historia seguro que los secretos los guarda bien.
Seguro que no va a juzgar puede hablar tranquilamente.
Esas manchas que se ven como pecas la hacen particular, aunque es única.
Contemplar lo que la sabia y gran naturaleza nos da todos los días, aunque no la podamos tocar. sola y únicamente admirar.
Esta ya tiene su copa de vino en mano
Pues mírela cierre los ojos tome esa copa de vino y piense en todo lo que le queda por ver, contar y admirar.
Gracias Luna por estar.
Salud.
