𝟎𝟔. ── Frémir, capítulo seis.

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Sabía que algo en el día se iba a ir a la mierda en cuánto un sonido extraño dentro del baño lo hizo moverse dentro hasta qué explotó justo frente a él. Y la mayoría del comedor terminó inundándose haciéndolo retrasar el servicio unas horas, aún que Sydney le pidió que debían cancelarlo, ahora debía arreglar un inodoro roto, tubos de gas abiertos, y miles de mierdas más en dólares que no tenía. Pero así era su vida, y últimamente no era más que pensar en dólares y sumar más dólares a esa cabeza que tenía.

Carmy soltó un suspiró cuándo vio entrar a su primo junto a la panadera. Cerró los ojos y los apretó esperando el regaño de alguno de ambos.

— Hola, ¿qué pasa? Malditas réplicas. —con unos lentes oscuros y su clásica chaqueta negra desgastada, Richie entró en compañía de una Jo que cargaba con el mismo café de Grummies recién hecho, en cambio Jo llegaba algunos más para repartir sin embargo se quedó sin habla apenas vio todo el desastre.

— ¿Es un chiste? ¿Te parece gracioso? Dime, ¿lo es? —escupió Sydney con enojo.

— Oye, tranquila, preciosa —levantó la mano que tenía libre y le sonrió desvergonzado—. No te preocupes Carmy, he traído a tu siempre salvadora, Jolene.

— Cállate, no seas pendejo. —Jo lo golpeó con el pie derecho directo en uno de sus tobillos haciendo que Richie se quejará y Sydney rodará los ojos mientras tomaba una escoba.

— Eh, Tina, Sydney, Ebra, conmigo, en la cocina. Revisemos el menú, ¿Jo? —la mujer lo miró atenta apenas Carmy habló y sus cejas se levantaron cuándo escuchó su nombre, aún con las manos ocupadas pudo saludarlo—. También te necesito, con Marcus, ayúdalo con los postres.

— ¡Oh sí, buenos días! —respondió Jo forzando una sonrisa antes de caminar directamente a la salida, seguida por Carmy que se acercó a su lado para quitarle el peso de algunos cafés—. Gracias.

Carmy no le respondió, pues dio indicaciones para limpiar el desastre y solamente le regaló una sonrisa pequeña mientras le repartía los cafés a alguno de los chefs que lo habían seguido. Jo aprovechó para quitarse su abrigo y llevarlo a uno de los lockers que tenían en la reducida cocina, se cambió las botas color marrón y tomó sus tenis desgastados color azul para luego atarse el cabello el cabello en una coleta.

Carmy se aproximó a Jo cuando la mayoría de la gente estaba ocupada en la cocina. La encontró junto a los casilleros, ajustándose el cabello, y observó durante unos instantes cómo se colocaba el delantal.

— Hola. —Jo pronunció con una pequeña sonrisa.

— Hola. —Carmy respondió de igual manera y miró a su alrededor por si alguien estuviera curioseando su conversación—. ¿Somos amigos de nuevo?

— ¿Éramos amigos? —Jo levantó las cejas, su sonrisa aún en el rostro, estaba bromeando, pero Carmy pareció no notarlo.

— Quiero que seamos amigos —aseguró mientras jugueteaba con un pedazo de tela en sus manos, el mismo que solía usar para limpiarse las manos llenas de tatuajes—. ¿Sí, Chef?

— Lo pensaré —respondió con sarcasmo, y cuando cerró el casillero, el chirrido del metal desgastado le hizo fruncir el ceño por la incomodidad—. ¿Puedo preguntarte algo?

— Siempre. ¿Qué pasa? —Jo se cruzó de brazos, y de nuevo, notó que los tatuajes se extendían más allá de la camisa blanca. Por un segundo, pensó en preguntar: "¿Hasta dónde llegan tus tatuajes?" pero pareció inapropiado. Lo dejaría para otro día, quizás el viernes, pensó.

— Emmm... —Jo se tomó su tiempo para pensar exactamente qué quería preguntar, y la mirada de Carmy, esos dos orbes azules fijos en ella, no hacían que fuera más fácil—. ¿Por qué "Chef"? Lo digo, lo entiendo de mi parte y de Sydney, pero...

Honeypie,       𓎩      Carmen Berzatto.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang