Proyecto Hippocampus [Fanfiction MileApo]

Capítulo 17: Mile de Calcuta

Mile Phakphum

Noviembre (-3 meses)

     ¿Les ha pasado que tienen uno de esos días terribles donde se arrepienten de haberse bajado de la cama por la mañana? Días donde los karmas acumulados empiezan a cobrarse la cuenta sin piedad alguna... Pues ese punto de mi vida había llegado: La leche que le añadí a mi café estaba mala, mis pantalones favoritos se llenaron de tinta, casi llego tarde al trabajo porque no encontraba las llaves de mi auto, no había espacio en el estacionamiento, el cliente rechazó mi propuesta, mi jefe me envió a casa temprano y no, no era un premio.

     Tuve una mañana horrible en la empresa, la peor hasta la fecha, lo único bueno fue hablar con Earth, ese lunes había llegado radiante el muy sabandija presumiéndome de su pasado amanecer en la playa, follando bajo las estrellas como animalillo salvaje, mientras yo me había puesto medias tibias y me rendí al sueño viendo un programa donde hacían un pastel gigante con los personajes de la película «La era de hielo». Claramente, él se estaba convirtiendo en un rebelde sin causa y yo en un anciano, al fin superé (y sobrepasé con creces) la barrera de los años que nos separaban y todo por culpa de un motero con pene gigante y voz de... Olvídenlo, no sé con qué se puede comparar la voz de ese hombre, he meditado que el gato resfriado no le hace justicia a su entonar.

     —A mí me gustó tu trabajo y al jefe también, el cliente es un idiota así que no te preocupes —Me consoló Nanon abrazándome mientras cruzábamos la calle hasta la cafetería del frente.

     —Si tanto le gustó mi trabajo entonces, ¿por qué me envía a casa?

     —Él la amó, estoy seguro, por eso no te regañó después de que la rechazaran y solo te envío a casa para darte tiempo de pensar otra propuesta que agrade al cliente sin que te estreses... Mile, este es tu primer trabajo, entiende que debes tener paciencia antes de ver los frutos de tu esfuerzo, toma estos rechazos como aprendizaje.

     —Ya... —dije con desanimo. Tal vez tenía razón, pero aun así no me sentía mejor.

     —No me pongas esa carita de tristeza que matas tu sex-appeal, es peligroso —bromeó.

     —¿Es por eso que llevas días desaparecido? ¿Maté mi sex-appeal para ti?

     —No, no, no, incluso cuando me voy a misiones secretas continúas siendo el amor de mi vida— aseguró sin convencerme en lo absoluto. Al entrar a la cafetería observé a una bolita peli azul frente al mostrador. Apo se tocó la barriga como una mujer embarazada... bueno, más o menos porque no lucía afectivo ni tierno, más bien daba la apariencia de que internamente estuviera amenazando a su bebé con algo como: «Deja de moverte, producto, o voy a fumar para joder tu existencia».

     —¡Hey! —saludé de modo casual. Usaba sus piercings, un suéter café enorme, pantalón negro y sus acostumbradas botas, su cabello había crecido parejo, ya no tenía rapado a los lados ni raíces oscuras, de hecho, brillaba más intenso bajo la luz de la cafetería. Él me miró sorprendido, incluso cuando lucía como una bizarra bola llena de perforaciones podía presumir de un rostro precioso.