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El aire otoñal es una brisa fresca, pero el sol brilla a través de un cielo menos nublado. Las hojas de los árboles se transforma del verde esmeralda a un caleidoscopio de colores cálido, trayendo el aroma del espionaje, agitando el aire y casi abruman los olores de la zona. Te detienes ante un árbol envuelto en una sencilla bufanda roja, un abrigo corto y cálido se superpone al uniforme escolar. Te quedas mirando a un gato atigrado que aúlla como una lamentable damisela en apuros antes de que la rama se rompa.

Sin embargo, antes de que puedas reaccionar, una mano rápidamente pasa por encima de tu cabeza para evitar que una rama caída caiga encima de ti. Poniéndose rígido por la presencia, giras la cabeza hacia un lado para encontrar a un chico con cabello rosado mirando a la criatura demoníaca lamiendose indecentemente, mientras que te mira desde otra rama.

-El niño a tu lado mira al gato con una sonrisa cariñosa- Oh, pobrecito..

Desafortunadamente, una vez que el gato burlón salta hacia la otra rama una vez más. Sin embargo, ya era demasiado inestable para agarrarlo, lo que llamó la atención de los dos niños.

¡Ah! ¡Sube a mí! -El niño se agacha, listo para que subas sobre él.

-Sorprendida por el atrevimiento de este extraño joven, retrocedes ligeramente en desacuerdo- N-no... no puedo hacer eso...

Sin embargo, tus palabras salen de tus labios una vez que tu cabeza se gira y notas que la criatura grita cuando una pata se suelta de la rama del árbol, colgando de ella para salvar su vida.

Con la culpa de simplemente verlo luchar más, vacilante envuelves tus piernas alrededor de los hombros del chico de cabello rosado. Sin embargo, gritas cuando éste te sube del suelo sin previo aviso, lo que te obliga a agarrar su cabello para mantenerte estable. Los ojos de color miel del joven se abren de dolor ante tu desconcertante fuerza para arrancarle los pelos del cuero cabelludo. Él no intentó alejarte, mientras que sus músculos se congelaron cuando tus muslos rodearon su nuca, obligándolo a casi tropezar en su equilibrio. Sin embargo, al apretar las piernas para evitar caídas empeora su condición estable. El niño se pone carmesí con un dolor palpitante, no sólo por la vergüenza, si no por la falta de aire que baja por su garganta.

¡Quédate quieto! -Lo regañas

¡Lo estoy intentando! -Itadori te asegura jadeando a través del fuerte agarre.

Sin embargo, esas palabras endurecen tu postura, mientras que respiras profundamente para calmarte. En cambio, levanta una ceja confundido cuando te ve alcanzar al gato hasta que salta hacia tu cara.

¡T/N!! -Itadori suelta un grito caótico, mientras que cambia su equilibrio para compensar que te retuerzas, mientras que intentas tirar del gato que está pegado a tu cara.

Arrancas desesperadamente al gato de tu cara con el último tirón. Sin embargo, tal fuerza hace que el niño se desvié y colapse nuevamente en la zona verde alrededor del árbol, casi quitándole el viento del pecho. Después de unos segundos de permanecer allí, frunciste los labios para ver la mirada esmeralda del gato brillando sobre ti, concentrándote en levantar tu pecho para sacudir a la criatura abruptamente. El gato salta al alcance del joven, intentando calmarlo. Luego, con los mechones indómitos fuera de lugar, vislumbras la sonrisa perpetua del niño y, sus ojos color miel oscilan entre el animal que está acariciando y tú.

Muy amable para ser considerado un gato callejero, ¿verdad? -Pregunta, comprobando si el gato tiene collar, pero no es así- Pero alguien debe de estar buscándote...

¿Cómo supiste mi nombre...?

-El chico se estremece un poco antes de suavizar su mirada, dándose cuenta- Soy... yo... Yuji Itadori.

Forget me not | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora