Bell luego de ser criado por Alfia , Zard y Zeus (, y la ocasional visita de Hera ) decide ir de viaje por el mundo para adquirir algo de experiencia antes de ir a la mítica ciudad del calabozo acompañado por su diosa Astrea y la familia Artemis ayu...
Le enseñó a rastrear a las presas, a reconocer las huellas en el suelo, a interpretar el lenguaje de los pájaros y los susurros del viento.
Él demostró ser un aprendiz excepcional, absorbiendo cada enseñanza como una esponja ansiosa.
Juntos recorrieron el bosque, caminando en silencio entre los árboles, siguiendo el rastro de criaturas esquivas. Artemisa observaba con orgullo cómo el joven demostraba una habilidad natural para entender los patrones del bosque, para sentir el latir de la vida que lo habitaba.
Le enseñó a respetar a la naturaleza, a honrar cada criatura que compartía el bosque con ellos. Le mostró que la caza no era un acto de violencia, sino un acto de equilibrio en el ciclo de la vida.
La diosa de la caza abrió los ojos, volviendo al presente con una mezcla de nostalgia y satisfacción. Sabía que aquel joven al que había llamado Orión se había convertido en un héroe valiente.
El susurro del viento entre los árboles parecía llevar consigo un eco de risas, mientras Artemisa caminaba por el tranquilo bosque.
Sin embargo, en su corazón, sentía un leve rubor que le recordaba a un momento que preferiría olvidar, pero que persistía en su memoria con terquedad.
Fue en las orillas del oasis, bajo el manto de estrellas que llenaba el cielo nocturno, cuando Bell Cranell le entregó su corazón con una sinceridad que la diosa de la caza no estaba preparada para recibir.
Él había expresado su amor, sus sentimientos puros y genuinos, con la misma valentía que mostraba en el campo de batalla.
Artemisa recordaba cómo sus palabras resonaron , mezclándose con el suave murmullo del agua. Bell la miró con ojos llenos de afecto y ternura, como si en ese momento fueran los dos únicos seres en el universo.
En su corazón, Artemisa había sentido una mezcla de emoción y confusión. Aquellos sentimientos eran ajenos para ella, una diosa cuyo propósito era guiar y proteger, no amar.
Había pasado tanto desde que se había librado esa guerra ...
Una guerra ancestral que dio forma a como es el mundo actualmente .
Grandes ejércitos chocaron a tal punto que estremcian la tierra ..
El gran lobo negro luchó contra el rey grifo
El cazador mató a la gran bestia
Y la princesa escarlata forjó un imperio que duraría milenios
Finalmente, la diosa de la caza desvió sus pensamietos del pasado eran cosas que ya no se podían cambiar
Sus guerreras la miraron, listas para seguirla en la batalla. Artemisa las lideraría con la misma valentía y destreza que admiraba en Bell Cranell. Con él en su mente, estaba segura de que podían superar cualquier obstáculo que se les presentara. La diosa de la caza guió a sus guerreras hacia la oscura boca de las ruinas, con la confianza de que, al final del camino, encontrarían la victoria.
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