Él... ¿creyó que era capaz de convertirse en una figura paterna para su pico? Ni siquiera había sido un buen shixiong, fracasando en muchas cosas y siendo constantemente odiado. No tuvo padres, ¿cómo podría saber cómo ser uno él? Sí había deseado tenerlos, saber lo que era tener una familia, adultos que te cuidaran y se preocuparan por ti, pero lo único que recibió fue todo lo contrario. Así empezó a odiar a los que tenían lo que él no, a los que tenían padres amorosos, a los que tenían talento, a los que tuvieron las oportunidades que él no. Y lo que hizo, durante muchos años, fue quitarles todo eso a aquellos que lo tenían. Como un niño egoísta que es infeliz y quiere ver a los demás iguales para sentirse mejor.

Pero eso no era lo que debió hacer, esa no era la respuesta. No se trataba de quitarle a los demás lo que le fue negado, sino de brindar aquello que deseó.

No debió quitarles a sus discípulos la oportunidad de avanzar, de apoyarse en él, de buscar refugio en su persona. Debió apoyarlos, ayudarlos. ¿No era él quien tenía mayor experiencia? ¿No tenía un sin números de errores en su vida que podían servirles a sus discípulos de enseñanza? ¿No podía él evitar que se convirtieran en lo que alguna vez fue?

Había arruinado tantas vidas, no solo la de Luo Binghe, sino la de sus demás discípulos. Todos ellos muertos por su envidia y egoísmo, por su odio y rencor. Por no haber sido un buen maestro.

Para la única para quien sí lo fue, fue Ning Yingying. Su única discípula mujer, la única niña. La amaba como una hija, la había tratado como tal, aunque eso derivó en rumores estúpidos de perversión. ¿Cómo podía él ver a su hija de esa manera? ¿Qué mentes retorcidas podían creer eso?

Ning Yingying era la única privilegiada porque era la única niña, por eso la había tratado bien, por eso había sido más un padre para ella que para los demás.

Pero ¿cuál era la culpa que tenían los demás? ¿Por qué no había sido así también con los niños?

Recordó que, en el pasado, en su mente, estaba la idea de que los niños crecerían para volverse hombres. Hombres deshonestos y mentirosos que solo sabían hacer daño, como Qiu Jianluo o Wu Yanzi. Dos desgraciados que solo sabían hacer daño. Un niño pequeño se transformaría algún día en un hombre y ese hombre algún día haría daño, un daño irreparable como el que él vivió. Porque todos los hombres eran así.

Había estado tan lastimado, tan herido por el pasado, que Shen no pensó bien eso. ¿No era acaso él también un hombre? ¿No había sido él también un niño que, al igual que sus discípulos, solo quería un adulto en quien confiar?

Él hizo daño, lo hizo, pero porque se dejó guiar por el rencor. Se volvió un hombre como Qiu Jianluo, alguien que solo sabía hacer daño. Pero ¿se hubiera vuelto así si hubiera tenido un adulto que lo quisiera? ¿Que lo tratara bien?

¿No lo tuvo realmente?

—Shen Jiu, Shen Jiu—rio su shizun—, eres tan listo. Ven, ayuda a este viejo maestro con el té.

—Ah, envidio a la juventud a veces. Tus articulaciones están como nuevas—dijo su shizun deteniéndose de tocar el guqin—. ¿Le molestaría a Shen Jiu tocar algo para mí?—sonrió afectuosamente, suave y gentil, con paciencia.

—¿Quieres un té?—dijo su shizun al verlo despierto otra noche más—Dicen que el té de crisantemo es bueno para dormir. Según la leyenda, claro. ¿Alguna vez te la conté? ¿No? Bueno, cuentan que...

En aquel momento Shen lo había considerado molesto. Su shizun solía hablarle cuando él solo quería pensar, solía acercarse cuando solo quería estar solo. No confiaba en él y, sin embargo, había sido el único hombre, además de Yue Qi, que lo había tratado bien. El único que lo miraba como un hijo, como un nieto. Y él no había apreciado eso. Ni siquiera cuando murió. Lo único que pensó fue en que ahora era libre de comportarse como quisiera en el pico.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora