— ¿Qué necesitas saber? — Dijo con la voz algo apagada. — Entiendo que haya cosas que te desconcierten de toda esta historia. Pero te prometo que todo lo que te he contado de él son verdades como templos, Luz.

— No tengo ninguna duda de que sea así. En realidad lo que más me desconcierta es otra cosa que no tiene nada que ver con él, pero prefiero dejar eso para el final. — Suspiré y solté la cerveza. — No siento decepción, ni rabia, ni tristeza. De repente me has contado esto y esa persona ha desaparecido de aquí — Me toqué el pecho. — No me alegro de nada de lo que has pasado, por supuesto... Pero siento alivio, paz.

— Pues a mí si me alegra que todo esto haya servido al menos para algo bueno.

— ¿Sabes? Después de todo lo mal que lo he pasado, ahora siento que en el fondo sabía que era un encantador de serpientes. Es como que no me ha sorprendido nada. Lo que sentía por él se desintegró cuando te vi las cicatrices de la espalda. — La miré y la pude ver derrotada, parecía que le daban un bofetón cada vez que hablábamos de lo que le hizo. Se hacía pequeñita. — La verdad que solo me preocupa una cosa.

— Dime.

— ¿Qué pasa ahora? quiero decir... ¿Te has ido de allí y él está conforme? ¿Crees que puede volver a buscarte? Lo digo para volver a las clases de Capoeira y prepararme...

Conseguí que sonriera levemente.

— Una vez cesó el contrato me animé a denunciarle. Pero las cosas allí son muy diferentes y no sé si la validez de la orden de alejamiento allí es la misma que aquí. Tengo que buscar un abogado que me informe, pero aún no me ha dado tiempo. — Cogió aire. — Si me entero de que puede estar cerca, me iría de aquí. No pienso volver a poneros en peligro.

— Nadie va a dejar que te vayas de aquí, Ainhoa. Ahora somos todos contra él, no estás sola.

— Gracias — Dijo emocionada. — Para mí significa mucho que me hables así, Luz. De verdad.

— Te prometo que a partir de ahora voy a devolverte todo lo bueno que debería haberte dado todos estos años. Tú siempre me lo pusiste fácil y yo me empeñé en hacerte la vida imposible. He sido una niñata celosa.

— No me debes nada, Luz. No se le puede caer bien a todo el mundo. — Se encogió de hombros. — No quiero que ahora te sientas mal y creas que estás en deuda conmigo, me basta con que me hayas perdonado y con que ahora seas capaz de mirarme sin fruncir el ceño.

— Te lo debo todo, Ainhoa. Aunque pueda sonar exagerado, te sacrificaste por mí. Yo podría haber sufrido lo que has sufrido tú.

— No te correspondía a ti.

— Ni a ti. Que de alguna forma fuera parte de tu vida por ser hijo del otro trozo de... — Me mordí los labios de la rabia. — Eso no te hace responsable de nada. La idiota que se enamoró de él y que se dejó engañar fui yo, Ainhoa. Si me llega a pasar a mí, habría sido solo culpa mía por creer a un monstruo disfrazado de príncipe azul.

— Bueno, da igual. Yo tenía claro que no podía dejar que te llevara con él. Y no me arrepiento.

Se hizo el silencio durante unos segundos que gastamos en terminar nuestras cervezas. A ella le costaba mantener la mirada al frente, casi siempre andaba cabizbaja supongo que de la mezcla de timidez y también de tanto dolor revivido todo en un mismo día. Yo no podía dejar de darle vueltas a la cabeza con mil cosas que necesitaba resolver cuanto antes para no volverme loca.

— Ainhoa — Suspiré. — ¿Tú sabes por qué me lo han ocultado tanto tiempo?

— No lo sé. Tú padre me pidió que no te dijera nada de momento. Supongo que tenía miedo a que te desmotivaras y pensaras que no te cogieron para la peli por tus méritos como actriz, digamos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 15, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Templo. Luznhoa. Where stories live. Discover now