Conozco a Darek desde que somos niños, pero aun así no consigo descifrar nada de él. Y no creo poder hacerlo en lo que me reste de vida.

—¿Qué ha sido eso? ¿Cómo que Darek te ha escogido como su pareja?

Éber se planta frente a mi mesa y Abril no tarda en unirse. Apenas mis ojos se deslizan por sus expresiones, noto que ellos están tan sorprendidos como yo.

Sin saber muy bien que contestar a las preguntas que mi amigo ha dejado suspendidas en el aire, vacilo antes de contestar.

—No lo sé. Yo tampoco entiendo por qué ha hecho eso.

Logro a atisbar que Abril aprieta la tira de su bolso con la mano a la par que sus ojos se encienden con una alarma palpable.

—Mer, Darek quiere acercarse a ti.

Éber asiente.

—Y eso no es común en él. Darek nunca quiere acercarse a nadie.

Las alertas de mi cerebro se disparan con las palabras que sueltan mis amigos. Una parte de mí quiere responder con un gesto de desinterés para así no tener que darle mucha importancia al asunto, pero lo que acaba de suceder es algo que no puedo dejar pasar por debajo de la mesa. Saber que mis amigos tienen razón, hiela la sangre en mis venas.

—¿Qué debo hacer? —dicha pregunta emerge de mis labios en blando susurro.

—Descubrir qué es lo que quiere —suelta Éber

—Alejarte de él —contradice Abril.

Con sus respuestas sobre la mesa comprendo que solo tengo dos caminos:

1) Acercarme a él.

2) Alejarme de él

Si me lo preguntas ahorita, claro que elegiría la segunda opción, pese a esto hay algo en mi interior que me advierte que ya no es posible, hay algo entre mi mente y corazón que me hace creer que ya será imposible alejarme de Darek Steiner y eso me asusta de una manera sobrenatural.

◇◆◇

Al terminar la clase del profesor Uriel se ha hecho casi imposible poner mi atención a las clases que continuaron. Saber que en cada hora de clase estaba compartiendo salón con el chico que por años han tildado de "peligroso", y que además, se ha comportado extraño conmigo, es algo que me ha sacado de la burbuja donde parecía que tenía todo bajo control.

Por suerte ya el día de clase está por terminar. Solo diez minutos más y podré irme a mi casa, al único lugar de este pueblo en el que me siento en paz.

El profesor Augusto explica alguna fórmula de física, se halla concentrado en el pizarrón entre intervalos en los que dirige su vista a la clase y hace una que otra pregunta. Sin embargo, la marcha de su marcador es interrumpida en el segundo que la puerta es tocada. De inmediato avanza hasta el objeto que es tocado y tira de la manecilla.

—Buenas tardes, profesor Sorní.

—Buenas tardes, directora Pussett.

El profesor abre la puerta y podemos apreciar claramente que la directora Beatriz es la persona del otro lado. La mujer va tan impecable como siempre y tan formal como siempre.

—Profesor, le pido una disculpa por haber interrumpido su clase, pero necesito darle una información a los estudiantes.

El hombre frente a ella no espera ni siquiera que termine la oración para hacerse a un lado y con la mano señala hacia adentro.

—Tranquila, pase, por favor.

Antes de poner un pie dentro del aula, le dedica un ligero asentimiento de cabeza al profesor. Entonces, escuchamos el sonido de los tacones de la mujer impactando sobre el piso. Es un sonido metálico, que choca contra las paredes y que pone a todos a admirar a la dama. Finalmente, se para delante de la clase y nos mira a todos con una mirada fría y penetrante.

No acercarse a DarekWhere stories live. Discover now