Capítulo 7.

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Taehyung había sobrevivido a la temporada de calor con éxito, presentándose a trabajar un par de días después con todo el entusiasmo posible. Se había sentido culpable con Jimin por haberlo dejado solo por tantos días, pero le aseguró que estaba bien y era comprensible su situación, pero sin poder estar satisfecho con sus palabras, se aseguró de remunerarlo lo suficiente en su siguiente pago.

Mientras se colocaba el mandil, se abría paso entre las mesas para girar el letrero a "abierto", sonriendo de poder estar de vuelta. Ese día estaba por su propia cuenta, convenciendo a Jimin de tomar su respectivo día de descanso a pesar de que recién se estaba volviendo a integrar, diciéndole que estaba bien por él, ¿Cuántas veces no había vuelto al trabajo después de las pesadas temporadas de celo que pasaba solo? Aquella no sería la excepción, podría con ello.

Estaba por dar media vuelta para poder ir detrás del mostrador, cuand observó como en la acera de enfrente un automóvil negro se estacionó, para que pocos segundos después saliera cierto pelimorado desde la puerta de atrás, mirando a sus costados antes de cruzar la calle. Taehyung sintió los nervios entrar en su sistema, alejándose rápidamente de la entrada hacía el mostrador, acomodando su cabello en el camino.

Cuando el característico tintineo de la puerta sonó, anunciando la llegada de un cliente a la caetería, saltó sin evitarlo en su lugar y sus feromonas salieron expulsadas, como si de atraer a cierto alfa se tratara. Se sintió sonrojar por tal comportamiento, tratando de calmarse, pero le era imposible por el simple hecho que a su lobo y a él le emocionaba poder ver al pelimorado aquella mañana.

—Buenos días, Taehyung.—Cuando la voz del alfa sonó por toda la cafetería, sonrió.

—Buenos días, Jungkook. ¿En qué te puedo ayudar hoy?—Se terminó de posicionar detrás del mostrador, enfocando su mirada en él.

El lobo del contrario se levantó con orgullo al poder tener la completa atención del omega, pavoneando su cola feliz.

—Hoy me gustaría probar un caramel macchiato, junto con una rebanada del pastel de zanahoria.—Pidió, observando el menú que reposaba sobre la caja.

Taehyung se sorprendió ante su pedido, asintiendo.—¿El día de hoy estás cambiando tus gustos por completo?

—Tengo un poco de tiempo antes de ir a la empresa, pensé que podría disfrutar de un tranquilo tiempo aquí mientras degusto mi pedido.—Mencionó, sacando su billetera.

—¿E-estarás aquí?

Asintió, tendiendo la tarjeta.—Si no te molesta, claro.

—¿Qué? No, por supuesto que no. Eres libre de venir y pasar el rato aquí cuando quieras, no te lo prohibiría.

Sonrió ante su respuesta.—¿Cómo seguiste? No te ví por aquí en varios días.

—Estoy mejor, por cierto, tengo que agradecerte por la canasta, no esperaba algo como ello.—Confesó con un sonrojo, entregándole la tarjeta y el ticket.—Pero, ¿Cómo sabías de todo ello? Llevaste de mis chocolates favoritos, aquel vino que tenía un sabor dulce y que me encantó, y ese pañuelo, muy bonito debo de confesar.

Jungkook se sintió feliz al saber que acertó en todas aquellas cosas, disimulando como su sonrisa se agradaba.—Solo lo supuse, quería ayudar de alguna manera.

—De todas maneras, gracias. Estoy en deuda contigo, y no sé como puedo pagártelo, pero lo haré.—Aseguró antes de caminar hasta la pequeña cocina para preparar el pedido.

El pelimorado frunció los labios, ¿Una manera de pagarle? No tenía ninguna intención de hacer que le agradeciera de algún modo, solo lo había hecho por gusto propio. Caminó hasta la otra parte del mostrador en silencio, escuchando como su pedido era preparado mientras se sumergía en sus pensamientos.

Debía de confesar que había comprado las cosas pensando en artículos que asimilaba con el aroma del omega. La noche previa al celo, al estar tan cerca había descubierto un tercer aroma en él, uno que aseguraba ser de chocolate blanco, el vino con aquel sabor dulce que podría contrasta con el dulce del algodón de azucar y la manera en que se deshacía en su boca, un incienso con olor a vainilla, y el pañuelo... Sí, no bastó con marcar con su aroma la canasta, sino que el pañuelo también contaba con su aroma impregnado. En ese momento se sentía ridículo por haberlo hecho, pero ahora que veía al omega y no había recibido ninguna clase de reacción negativa, su lobo se regocijaba de ello.

—Puedes sentarte, te lo llevaré a la mesa.—Cuando la voz del omega le habló, lo sacó de sus pensamientos antes de visualizar la primera mesa y dirigirse hasta ella.

Aquel día era tranquilo, por lo que no se avecinaba ningún otro cliente por aquellas horas de la mañana. Taehyung terminó de preparar todo, sirviendo una porción de pastel en uno de los platos y con el café colocando en una bandeja, se encaminó hasta en la mesa. Se permitió oler las feromonas que el alfa estaba expulsando, haciendo ver lo alegre que se encontraba y se preguntó la razón de ello, ¿Sería a causa suya? De solo imaginarlo sintió un apretón en su pecho, su lobo moviendo la cola mientras también se emocionaba con aquel pensamiento.

—¿Algo más en lo que te pueda ayudar?

—¿Qué tal si me acompañas a degustar el pastel?—Sugirió, observándolo a detalle.

El castaño no supo como contestar, balbuceando cosas sin sentido mientras el pelimorado soltaba una pequeña carcajada.

—Está bien, no te quitaré de tu tiempo.—Estaba por tomar el primer sorbo del café, cuando la respuesta del castaño lo sobresaltó.

—¡No, por supuesto que no! De todas maneras no es como si tuviera un día ocupado hoy.—Señaló el resto de la cafetería y soltó una carcajada ante el detalle.—Pero no tienes que compartir, solo puedo hacerte compañía.

—No suelo comer mucho dulce, así que con el café tengo más que suficiente para endulzar mi día.—Confesó, degustando el café.—Escuché de aquí que el pastel de zanahoria sabe muy bueno.

—Bueno, me alegro de tener buenas reseñas de mis postres.—Tomó asiento en la silla de enfrente.

—¿Haces todos los postres?—Cuando recibió un asentimiento, se sorprendió aún más.—¿Cómo es que logras hacerlos todos? Debe de ser cansado.

—Al principio lo fue, pero si quería tener una cafetería y sobresalir sobre las demás, necesitaba tener un distintivo. Logré formar mi propia receta y darle un toque que sobresaliera, jugué con las porciones, con los ingredientes, hasta que recibí los halagos suficientes de los clientes. Ahora tengo más práctica y ya es más sencillo de hacerlos, además que me gusta diversificar mi menú, así que estoy más acostumbrado a ello que considerarlo como algo tedioso o difícil, era cansado cuando de tener un día agitado aquí y era el único que atendía, tener aún que llegar a mi casa y terminar de prararlo todo, pero una vez que tuve ayuda en esta parte fue mejor.

—¿Por qué hasta ahora contrataste a alguien?

—Creo que llegó un momento en que estaba tan cansado, que consideré que si seguía con este ritmo, solo terminaría más fastidiado y no iba a querer hacer nada. La cafetería es todo lo que tengo, no puedo permitirme algún error o pensar que podré todo yo solo, así que me convencí que era lo mejor para seguir manteniéndola como siempre lo logré.

—Eso es impresionante, realmente eres demasiado dedicado con tu cafetería y eso es admirable.—Reconoció, tomando un trago de su café.

—No es tan fantástico como manejar una empresa.—Le restó importancia, sintiéndose cohibido por las palabras del pelimorado.

—No, manejar una empresa no es tan genial como puede parecer.—Confesó, bajando la mirada.—Pero, ¿Tú tuviste esta cafetería desde el inicio?

Asintió ante su pregunta.—Como te digo, mi cafetería es todo lo que tengo, y con ello te puedo decir que todos mis ahorros y sueños se vinieron aquí, pero no me arrepiento de nada porque soy feliz en lo que hago, no me imaginaría estando en otro lugar.

Siguieron la conversación hasta que el café y el pastel se acabaron, cuando los clientes comenzaron a llegar a la cafetería, fue momento de Jungkook para despedirse y desearle un buen día antes de salir del lugar. Taehyung se quedó atendiendo a todas aquellas personas, sintiéndose feliz por el resto del día al poder haber tenido la presencia del pelimorado a su lado, a pesar de que el tiempo había parecido corto, había sido su mejor momento en el día.


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