Capitulo 23: Desenlaces

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No estoy segura de cómo sentirme.


Draco se separó y siguió mirándome, como si aquello fuera lo más normal que podría hacer al verme. Sus ojos bajaron  de los míos a mi cuello que seguía cubierto por la gasa blanca.


No estoy segura de que decir, de que hacer, de la manera de reaccionar. Sigo sin sentirme yo misma... ¿Tendría que gritarle? ¿Pegarle? ¿Lanzarme una de esas miradas que según Blaise me caracterizaban? Siento cómo las preguntas resbalan por mi mente, aún así las respuestas estás muy lejos para seguir su mismo camino.


Su mano se alzó en el aire y atrapó un rizo de mi pelo, dejándolo ir nada más tenerlo. Tuve la sensación de que el podría estar tan perdido cómo yo, pero podría ser la desesperación de lograr encontrar las respuestas de cómo soy.


¿Quién soy?


-Todo Hogwarts lo sabe. Lo de tu hermana, tu tatuaje. Nadie sabe porqué estuviste en el hospital, piensan que tuviste un ataque de pánico.


La voz del Malfoy no me sorprendió, las silabas arrastradas no me intimidaron, fueron sus palabras las que me paralizaron. ¿Qué todo el mundo sabía lo que la había pasado a mi hermana? ¿Mi ex tatuaje había quedado expuesto en la mente de las personas? ¿Mi desgracia estaba en boca de los alumnos de Hogwarts? ¿De verdad era necesario?


-No sé de lo que hablas.


De nuevo como en los últimos dos días, la voz que salió de mi boca no fue como la de siempre. Pareció que grité, cómo uno de esos gritos en los que te quedas pensando si de verdad lo habías hecho o no.


-Sí que lo sé. Y ahora todos saben casi lo mismo que yo.


El rubio metió la mano en un bolsillo de su túnica y mi cuerpo se estremeció al pensar en la inmensidad e maldiciones que el chico debía conocer. Pero mi cerebro no encajaba la idea de una maldición en aquella conversación. No tenía sentido. Nada de aquello lo tenía.


En su mano, ahora más cerca de mí, estaba una raída cinta de color rosado.


-Es de tu hermana.


No fue una pregunta  y eso pudo con migo. Como si todo se arremolinara en mi cabeza, en mis ojos, en mi garganta, en mi vientre e incluso en mis pies, agarré su mano.


La cinta permanecía entre ellas.


-Puedo ayudarte.


Negué con la cabeza y alcé la mirada. Draco seguía mirándome.


-No puedes, no puedes resucitar a los muertos.


Mis lágrimas intentaron aparecer en mi rostro, pero el dolor en mi pecho no podía liberarse con lágrimas, no podía liberarse con nada.


Draco apartó su mano de la mía y me dejó con la cinta entre mis dedos. Se acercó a mí.

La Flor del Príncipe Mestizo.Where stories live. Discover now