Pedri sonrió y dejó la bandeja sobre mis piernas.

-  Yo voy a salir a comer con Bárbara -dijo- ¿te importa?
- Sabes mi respuesta
- Te prometo que mañana dejaré todo el día para ti
- No me prometas cosas que no podrás cumplir
- Lo siento por lo del otro día, en serio, mañana no me separaré de ti

Lo miré a los ojos y todas las fuerzas que estaba empleando en parecer dura se esfumaron. Era imposible hacer como si nada cuando Pedri me miraba así. Literalmente me tenía a sus pies y no lo sabía. O quizás sí.

Dejó un beso en mi frente y salió dejándome allí sola. Respiré hondo y me tomé mi desayuno evitando pensar mucho en él, en que había sido la primera imagen de mi día, pero no podía. Por más que lo intentase, Pedri siempre estaba en mi mente.

Mi móvil vibró y me estiré para cogerlo. Mensajes del grupo de mis amigas alumbraron la pantalla, y enseguida entré a leer lo que ponían.

Quedamos para ver películas por la tarde. Las dos tenían una resaca de camión como yo y solo les apetecía estar tumbadas, pero como mi sofá era más cómodo, según ellas, pues se acoplaban cada dos por tres.

Bajé a la cocina a dejar la bandeja. Cuando salía para tumbarme un rato en la sala, Pedri bajó las escaleras. Joder, casi me atraganto con mi saliva de lo guapo que estaba. Llevaba unos pantalones negros, con una camiseta blanca que yo le había regalado solo porque tenía una A roja y encima un corazón. Obviamente esa A era por mi nombre, y él lo sabía. Me encantó que se la hubiese puesto para comer con esa lagarta.

- ¿Guapo? -preguntó
- Sí, ¿y por qué con mi camiseta?
- Porque Fer no ha puesto la lavadora, no te emociones -me guiñó un ojo

Pedri González para de hacerme esto.

- Si ya, porque no tienes 300 camisetas -dije
- Shh

Sonrió acercándose hacia mí y dejó un beso en mi mejilla.

- Nos vemos pesadilla -dijo
- Te odio
- Te odio más

Salió de casa y enseguida un bajón me recorrió entera. Saber que se iba con ella y que yo me iba a quedar como una deprimida en el sofá, odiaba esta sensación y odiaba querer tanto a Pedri.

Cogí el móvil y llamé a Fer. Desde que nos habíamos levantado no lo había visto, así que en casa no estaba.

- Dime -contestó
- ¿Dónde estás? Tu hermano me ha dejado sola para ir a comer con la lagarta, y eso que estoy de resaca ¿te parece normal?
- Aitana -rió- voy ahora anda, he salido a desayunar
- ¿Con quién?
- Una amiga
- ¿Una amiga? Oye, no se te ocurra tener novia sin decírmelo, que después ya solo me quedará Gavi para molestar
- Que no pesadilla, voy ahora
- Valeee

Colgó la llamada riendo y me tiré en el sofá, viendo Instagram y asegurándome de que no había subido ningún vídeo o foto que atentase contra mi dignidad. Efectivamente, no había nada.

Fer vino poco después y me hizo tortilla para comer. Siempre que tenía resaca o que estaba de bajón por culpa de Pedri, aunque Fer no lo sabía, me hacía tortilla para hacerme sentir mejor. Su tortilla era la mejor, poco hecha y sin cebolla, como a mi me gustaba.

- ¿Con quién has desayunado? -pregunté
- No es tu asunto, cotilla
- Vengaaa vaa
- Nop
- Jolin, primero tu hermano y ahora tú ¿que será de mi sola en el mundo?
- Que exagerada eres -rió

Le saqué la lengua y después de comer le ayudé a lavar los platos. Sabía que Pedri iba a quedarse todo el día con ella, con suerte y vendría a dormir, así que no me quedaba otra que mi maratón de pelis con las chicas.

You belong with meWhere stories live. Discover now