—¿Y? No lo estoy matando, ¿verdad? Pero si puedo lo haré. El Señor Tenebroso lo quiere muerto de todos modos, ¿cuál es la diferencia? —replicó Vincent, en eso, Hermione apuntó—. Es la sangre sucia. ¡Avada...!

Draco recuerda tan poco de ese caos, con el corazón en un estado en el que jamás creyó podía estar, desvió el hechizo de su amigo que por poco le da a Hermione. Entonces, Vincent disparó la Maldición Cruciatus sobre Harry.

—¡Basta, Vincent!

Su amigo no se detuvo, al contrario. Hermione, Ronald y Harry debieron defenderse. Lanzaron encantamientos desarmadores, aturdidores, y la Maldición de parálisis de cuerpo entero, dejando a Malfoy y Greg sin varita e inconsciente.

—Draco —susurró Harry, mirando a sus amigos, preguntándose quién lo desarmó—. ¿Qué carajos les pasa?

—Ve, encuentra eso que buscas, estaré bien —dijo Draco, viendo a Ron alejarse—. Ve, estoy bien, en serio.

Harry lo besó antes de irse con Hermione y Draco buscó despertar a Greg. Entonces, sufrió el peor miedo de todos. Vincent conjuró el Fuego maldito, incendiando las pilas de chatarra de la habitación. No podía dejar de pensar en Harry, pero también en Greg. Tenían que salir de allí.

Las llamas eran lenguas altas y mortíferas. El calor que emanaba le quemaba los pulmones. Treparon una pila de basura, Vincent intentó ir con ellos, pero sus propias llamas lo consumieron. Draco vio la muerte frente suyo. Iban a morir. Entonces, lo escuchó a él, a Harry, buscándolo.

—¡Draco!

Draco no pensó "me salvé", pensó "está vivo" con alivio. Pero la muerte de su amigo no dejó nunca su recuerdo, ni el miedo que vivió en carne propia.

Las imágenes volvieron a cambiar.

—Harry, despierta, Draco no te ama. Él no te conviene. Yo creo que siempre estuvo con los mortífagos.

—¿En serio declararás en su favor, Harry? Estás cometiendo un error.

Draco despertó, en medio de la noche, con el corazón acelerado, mordiendo la almohada para no gritar. Era algo automático. Los latidos en su pecho se fueron estabilizando y sólo entonces soltó la almohada. Extrañaba la mano de Potter sobre su espalda, aquella de los primeros años de su matrimonio, que lo consolaban cuando despertaba en medio de la noche en peor estado que este.

Mierda.

Se sentía solo, tenía que admitirlo. Eso es lo que le dio la pauta de saber que su matrimonio estaba terminado.

Soledad.

Sintió la urgente necesidad de tener a alguien que lo abrazara, de alguien que le dijera que iba a estar bien, que estaba allí para él. Un nudo en la garganta empezó a crecer. Aceptaría hasta sexo en ese momento.

Mierda.

Había intentado buscar algún tipo de consuelo. Nunca funcionó del todo, pero apagó ciertas cicatrices por un tiempo. Tenía que admitir que incluso pensó en Matt. El hombre era lindo, le caía bien, pero estaba apreciando su amistad. ¿Haría la diferencia? Tenía la respuesta muy clara, no.

Potter podría haberle hecho lo que quiso, pero ahí estaba, sabía que no había nadie igual, cuando actuaba bien claro, pero sería un leve consuelo. Estaba por moverse cuando sintió un cuerpo al lado suyo. ¿Potter había elegido la cama?

***

Harry se despertó sobresaltado. Draco estaba dormido a sólo unos centímetros de él. Hizo una mueca cuando todo lo que escuchó el día anterior volvió a resonar en su cabeza.

Divorciados [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora