Un mundo único en el que los humanos tienen habilidades y estas determinan su posición en una gran jerarquía, y los mas débiles siempre son pisoteados por cualquiera mínimamente arriba de ellos. Un grupo de los niveles mas bajos encontraran ayuda en...
—¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! —Evie rápidamente despierta de un salto, su cuerpo se siente raro... Muy frio.
Ella se fija en su situación. Ahora está en una especie de tina con un líquido verde, desnuda, o así se siente, pues ve que tiene una especie de sostén y pantis negras con un extraño patrón blanco, como si fuera una telaraña. Evie sale de la bañera temblando, sus piernas duelen, sus brazos y en general cada parte de su cuerpo le duele, aunque este dolor se va desvaneciendo.
—Estas no son mis patines... ¡¿Ese loco me desnudo?!—a ella le aterra la idea.
—No lo hizo—una voz femenina algo rara resuena en la habitación, asustándola y haciéndola tropezar.
—¿Voces? Ay Dios, ya me volví loca, perfecto ¿Por qué vine? Quería poder, no esquizofrenia.
—¡No soy esquizofrenia! —la voz le grita molesta.
Del hombro de Evie sale una masa negra, la cual comienza a tomar forma de una especie de cabeza negra con ojos blancos y una pequeña boca con colmillos. Evie empieza a girar sobre su cuerpo e intenta quitarse dicha cosa con todas sus fuerzas.
—¡Suéltame, maldita gelatina de petróleo! —ella forcejea con la masa.
—¡¿Gelatina de petróleo?!—un gran puño de masa negra sale de Evie y le da un poderoso puñetazo, dejándola en el suelo.
—... Auch...—ella intenta levantarse.
—Veo que despertaste, me alegra—dice feliz el mismo hombre que los secuestro.
—¡Tu! —ella intenta atacarlo, pero los tentáculos de energía la atrapan.
—Cálmate y déjame hablar. Como ustedes aceptaron, experimente con ustedes y los modifique a mi antojo. Tenía muchas expectativas y veo que las cumplieron, todos están vivos y tú eres la primera en despertar.
—¿Que me hiciste? —pregunta, intentando mantenerse calmada.
—Fácil, tú eres "Proyecto Simbionte". Inyecte varios cocteles de sustancias y un organismo único que se comió todos tus huesos y cartílago, reemplazándolos con su propia masa y creciendo en tu interior. Sin ella tu mueres y sin ti ella muere—explica el hombre tranquilo.
—¡¿Me pusiste un parasito?!—pregunta aterrada Evie.
—¡¿QUE?!—la criatura se muestra indignada—¡No soy un parasito!
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—¡Pues todo lo que me dijeron hace que suenes como uno! —recalca Evie y antes de que comience a pelear, el doctor rápidamente le da un zape.
—Déjate de tonterías y vamos, todos tus amigos están en otra sala y parece que ya despertaron—reconoce el científico calmado.
Evie, aun con algo de confusión, solo suspira y comienza a caminar, saliendo junto a dicho hombre. Ella se fija en que el lugar está hecho de cemento sin pintar y es bastante más grande de lo que espero, como una base militar abandonada con muchos cuartos llenos de materias y cosas científicas que no entiende. Una vez llegan a un cuarto, escuchan un conjunto de gritos, jadeos y otros sonidos, así que el científico se ríe mientras abre.
