Solamente negó y esperó a que ella entendiera que no la estaba culpando por nada.

Ning Yingying apretó los labios, lágrimas tibias brillando en sus ojos. Tomó aire, cerrando los ojos un momento. Al momento de abrirlos se mostró decidida.

—Shizun, esta discípula no puede salvarte ni sacarte de aquí. Pero todavía puede enmendar sus errores—de la manga de su túnica sacó dos pequeños frascos—. Esta discípula puede ayudar a shizun a liberarse de...de él—no dijo su nombre, pero Shen Jiu sabía de quién hablaba—. Y también puede pagar por sus errores. Solo...solo si shizun me lo permite.

Podía entender la primera parte, pero no la segunda. Y aunque quería preguntar, sabía que no podía hacerlo. Solamente asintió con la cabeza para darle su permiso.

Ning Yingying volvió a meter los frascos en su manga y tomó la cadena para liberar a Shen Jiu. Le costó porque el mecanismo de la cadena no era simple, pero al final lo liberó y lo cargó con cuidado hasta el piso, donde lo acostó permitiendo que su cabeza se apoyara en su regazo.

—Shizun...—Ning Yingying volvió a sacar ambos frascos y los destapó—Ning Yingying promete que el dolor pasará pronto.

El olor llegó a él pero incluso sin olerlo Shen Jiu sabía lo que eso era: veneno.

Con cuidado, Ning Yingying acercó el frasco hacia él y lo puso en sus resecos labios. Shen Jiu los abrió y permitió que el amargo líquido bajara por su garganta.

Era horrible y sentía que le quemaba, pero continuó bebiendo esperando que esa pesadilla terminara pronto.

Gotas tibias cayeron a su rostro y descubrió que Ning Yingying estaba llorando, la mano que no sostenía el frasco acariciaba su descuidado y asqueroso cabello.

En el pico QingJing, Ning Yingying había sido siempre su único consuelo. Como la única discípula mujer, Shen Jiu sintió debilidad por ella y la mimó tanto como le era posible. Había sido como una hija y cuando todo el caos se desató, en una de las cosas que pudo pensar fue en que esperaba que Luo Binghe no le hiciera daño.

Ning Yingying era tan pura y dulce, como en su tiempo fue Haitang. Shen Jiu había querido evitar que se viera manchada por la lujuria y los deseos de los hombres. Tal vez debió pensar en hacerla fuerte y no en protegerla como si fuera frágil.

Cuando el frasco se vació, Ning Yingying lo dejó en el suelo y tomó el segundo. Shen abrió la boca, listo para tomar el siguiente trago amargo. Pero no fue así.

—Esta discípula debe pagar por su traición—dijo ella y entonces tomó el veneno.

De haber podido detenerla, lo hubiera hecho. Pero no podía hacer nada. Era un asqueroso gusano que solo podía retorcerse insatisfecho por la acción de su antigua discípula.

Ning Yingying sonrió y dejó el segundo frasco a un lado. Su mano retomó la tarea de acariciar su cabello.

—Me quedaré aquí con shizun, como debí haber hecho hace tiempo—las lágrimas se detuvieron y solo pudo ver dulzura en sus ojos—. Shizun...gracias.

Shen Jiu solo pudo mirarla en silencio antes de sentir el veneno hacer efecto. Tosió bocanadas de sangre, pero el dolor en su interior no era nada comparado con lo que ya había pasado. Se retorció ligeramente mientras seguía sintiendo las caricias en su cabello. Lentamente su vista se oscurecía y antes de que todo se tornara negro, vio por última vez a Ning Yingying: un hilo de sangre corría por el costado de su boca, pero no dejó de sonreírle con dulzura.

"Desearía haber hecho las cosas diferentes."

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Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now