Capítulo 3 - Saith Rossi

106 15 8
                                    

Dos meses después...

           "La sangre que ha salido al espacio subdural se coagula y posteriormente va sufriendo la degradación." "Se lesionan las células cerebrales, rompiendo los vasos sanguíneos y creando cambios químicos." "El traumatismo craneoencefálico es la causa más frecuente de daño cerebral."

           Hago click en mi laptop en diferentes documentos que encuentro en internet. Cada uno dice diferentes cosas y las anoto para luego preguntarles a las enfermeras.

            Aradia.

            La chica del que me he enamorado perdidamente como un niño y que perdí luego de esa fatídica noche.

            El idiota de Muerte logró su mayor anhelo. Vivir. Pero lo hizo a costa del cuerpo de Steve. Intenté investigar algún rastro de dónde puede hallarse, pero no hay señales de su localización por ningún lado. La policía aún sigue investigando ya que se sospecha que Steve Johnson es un psicólogo psiquiatra que perdió la cordura y llevó a dos adolescentes en el medio del bosque para realizar un ritual satánico y así sacrificarlos.

           Pero lo que no saben es que Steve, el verdadero, hizo lo que hizo porque Muerte lo tenía agarrado de las pelotas con su hija, Lucy. Por la información que recolecté, Lucy tenía leucemia y tenía pocas esperanzas de vida. Si, "Tenía". El trato con Steve funcionó y se salvó. Se cree que fue un milagro. Pero yo sé la verdad. No existen los milagros, sino buenos negocios con aquellos que pueden conseguirte lo que quieres, y Muerte era uno de ellos.

           Ahora, su familia está de luto e intenta seguir adelante sin su figura paterna. Si pudiera hablarles y decirle la verdad de todo, les diría que tarde o temprano superarán la pérdida de un padre. Yo lo hice.

            Pero lo último que supe, es que las pistas llevan a un punto muerto. Aunque sé que se encuentra escondido en alguna parte y cuando lo encuentre, lo asesinaré con mis propias manos. Lo torturaré, al igual que hizo con Aradia y sabrá lo que es el dolor. El verdadero y más crudo dolor.

             No. No soy un chico bueno. Ni siquiera merezco a la chica de mis sueños. Pero haré que él pague por todo lo que hizo y haré que su vida sea realmente un infierno.

            Pero mientras tanto...

—¿Saith Rossi?

—Aquí.

            Me levanto de mi asiento ante el llamado de la enfermera Rosalinde. La mujer que estuvo cuidando a Aradia luego de haber entrado en coma. Abre la puerta que separa la habitación con el pasillo de espera. Cierro mi laptop y la coloco bajo mi brazo.

—¿Alguna novedad?

            Rosalinde es una mujer que ronda los cincuenta años. Su cabellera está recogida en un moño que denota mechones blanquecinos del pasar de los años. Sonríe con pesar ante mi pregunta y asiento resignado. Nada. Parece que su situación no va para ningún lado. Pero no me voy a dar por vencido, esperaré lo que sea necesario. Aunque lo más probable es que ella me odie y ni siquiera desee tenerme cerca.

—Lo siento —dice Rosalinde con lástima.

            No respondo. Entro al cuarto y el olor a antiséptico se hace presente. La camilla con sabanas blancas y el cuerpo dormido de Aradia me saludan desde su posición. Verla así es peor que el disparo que recibí por parte de Steve.

            Sobreviví. No sé si fue por el trato que hizo Aradia o porque mi alma no pudo ser reclamada por nadie. La Muerte ya no es como tal, sino que es el espíritu de aquello que fue. Supongo que estaba demasiado ocupado apoderándose del cuerpo de Steve como para reclamar mi alma. De nuevo, piensan que fue un milagro porque la bala no penetró de forma profunda ningún órgano vital.

Los sueños de Aradia BlumNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ