—...Edmund Jones ha adquirido oficialmente el sello discográfico "FL Records" por una cifra de 20 millones de dólares. Recordemos que esta disquera contaba con el catálogo de diversos cantautores tales como Miguel Rivera quien, bien se sabe, ha tenido desacuerdos públicos con el señor Jones después de que él...

Hace tiempo que no sentía que su corazón se drenaba de esa forma. El piso de alguna forma se volvió un agujero hacia el vacío, y lo habían empujado hacia él. Sabía que Armando iba a vender la discográfica, las cosas no iban bien y Miguel era el único que cargaba con todo el dinero de ella. A Armando no le convenía, y Rivera lo entendía si quería venderla para que su amigo viviera tranquilo ¿Pero esto? Esto nunca lo creyó.

Edmund Jones era un tipo... complicado. Era representante de muchos artistas latinoamericanos, alguien con mucho dinero e influencia en el medio. Aún recuerda cuando lo conoció, su esposa, Martha, fue muy amable con él y de inmediato creyó que los tres podrían ser amigos. Inclusive Edmund le ofreció trabajar con él en su disquera; a lo cual le dijo que no porque Armando era su amigo y le debía mucho por darle la oportunidad de trabajar de lo que ama.

No hubo discordancia en ello, Edmund lo entendió ya que negocios son negocios, y siguieron siendo amigos. Eso hasta que Miguel salió a defender a Martha porque Edmund le estaba hablando en un tono muy alto, y ya la estaba agarrando de las muñecas. Desde entonces la percepción que tenía de Edmund cambió y se alejó de él, más no de Martha, ella no tenía la culpa y se veía que necesitaba a alguien que la apoyara ya que se negaba a salir de ese matrimonio.

Una noche Martha llegó a su departamento, llorando como si alguien se hubiera muerto. Miguel la invitó a pasar y estuvieron hablando hasta tarde, él intentando convencerla de dejar a Edmund, y ella nuevamente negándose a ello. En la mañana, ella salió del departamento y se despidieron con un largo abrazo. Grave error, después aprendió. Como dos días después él y Martha encabezaban los titulares de los periódicos "Miguel Rivera y Martha Jones: ¿Un amor imposible?", con fotos de ellos dos abrazados en la entrada. Obviamente tenía que haber un paparazzi ahí, y obviamente él no se tenía que dar cuenta. Desde entonces, Edmund lo odia. No lo ha dicho nunca textualmente pero cada cierto tiempo hay un comentario sarcástico sobre Miguel impreso en el periodico y ¡Oh, sorpresa! Es Edmund otra vez.

Y es por eso que se sentía así. Armando, la primera persona del medio que él pensaba que había creído en él, la persona con la que conversó tantas veces sobre como Edmund era un grano en el culo, quien estuvo tantas noches junto a él porque no podía dormir, a quien le habían confiado miedos e inseguridades; convenientemente, había olvidado todas esas conversaciones por 20 millones de razones.

Llegó a la entrada de su departamento, y como se esperaba, había una fila de reporteros esperando por él. Pronto su seguridad abrió la puerta del auto y se pusieron a sus costados, evitando que la prensa le hiciera preguntas directamente. Aunque aún podía escucharlos.

—¿Algo que declarar, señor Rivera?

—¿Qué hará ahora con su catálogo?

—¿Va a negociar comprar su música?

—¿Regrabará todos sus discos?

—¿Por qué cree que Armando Gutierrez haría algo como eso?

—¿Aceptará sólo el porcentaje que le corresponde?

—¿Usted estaba enterado? ¿Tuvo un juicio de valor?

Murmuraban todos en bullicio, pareciera que todos tenían el mismo tono de voz pero que diferente se sentían el uno al otro. Miguel sentía su corazón latir con fuerza y sus manos sudar, tenía un picor en el ojo y el aire cortado a medio camino. Una vez dentro, ya estaba ahí Nathan junto con su equipo de seguridad. El teléfono estaba descolgado, quién sabe cuántas personas habrán llamado para que estuviera así. Pensó en su mamá, esperaba que aun no lo supiera y al menos él tuviera la oportunidad de decírselo.

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