—¿Ya terminaste de hacer tu drama? —dice con cara de aburrimiento —si es así, sube a empacar.

—Te. Dije. Que. No —me ve fijamente —Así que vete a otro de esos viajes de negocios y no vuelvas a mi vida.

—Mira Hebe, me importa una mierda si quieres o no, porque yo no quiero que vayas a vivir conmigo —suena estúpido pero algo dentro de mí se terminó de romper con esas palabras— Así que ve a empacar.

???

Llevamos como una hora de camino. Me dejó despedirme de mi prima y mi tía, para dejarles a Jako, porque no me dejó traerlo y en verdad no me importa pero dijo que si lo llevaba, lo iba a dejar en la carretera así que mejor lo deje con ellas.

No hemos hablado, yo vengo en los asientos de atrás leyendo y escuchando música.

Cuando le entra una llamada, veo de reojo, que me ve por el retrovisor antes de contestar, la curiosidad me gana así que apago la música sin que se dé cuenta, hago como si no supiera y sigo leyendo.

—Si dime —dice demasiado bajo —no, apenas voy en camino... Si con ella, exactamente —¿Con quién hablará? —sí, adiós, te amo.

En verdad no entiendo por qué no compró boletos de avión en lugar de ir en carro, sería menos incomodo.

—al lleguemos te vas a quedar en mi casa unas semanas, cuando me den las llaves de tu departamento te vas —qué directo se volvió —Mientras estés en mi casa no quiero que digas nada y mucho menos, que molestes o incomodes a las personas que viven allí.

Desearía decir que eso me sorprende, pero no, dijo que no quería que yo viviera con él,  esto no es absolutamente nada comparado con eso.

Cuando Isaías se fue yo me culpe, me sentía mal porque yo siempre fui muy apegada a él, los viernes íbamos por un helado solo los dos, después íbamos al parque y se subía a los columpios conmigo, los domingos íbamos los tres al cine, pasábamos todo el día juntos y toda la semana me llevaba a la escuela. Cuando hacía algún mueble o arreglaba algo de la casa yo lo ayudaba, pero cuando tenía nueve años comenzaron los viajes de trabajo, con el tiempo los viajes se hacían cada vez más largos, hasta que llegó de un viaje y ya no lo volví a ver.

Después de eso, durante algunos meses, mi mamá me metió a boxeo para que me desahogara pero no funcionó. Después probó con un psicólogo y tampoco funcionó, así que hace cuatro años me metí a clases de baile y eso sí funcionó, demasiado.

Mis amigos se fueron alejando, hasta el punto en que mi única amiga es mi prima Ingrid. Hace como un año que tengo novio, o tenía, la verdad no lo sé, discutimos tan fuerte que él... él me agarró del brazo demasiado fuerte, hasta dejarme marcas, mismas que no se ven porque traigo una sudadera. Esta pelea sucedió ayer por la noche. Me ha mandado demasiados mensajes pero no sé si contestarle o no, si perdonarlo o no...

—¿Puedes contestar ese maldito celular? —¿Celular? Ah, sí, mi celular —Es en serio, Hebe.

Dudo en contestar, ya que es Harry, mi novio, pero al ver la cara de Isaías, mejor contesto.

—Hebe, perdóname. Ayer fue un día muy malo para mí, perdí una carrera y no pensé cuando te tomé del brazo y te lastimaste. Tú sabes que yo no soy así, tú me conoces...

—Harry —lo interrumpo —Ahora mismo no puedo hablar contigo. Cuando llegue a Los Ángeles te llamo y hablamos.

—¿Pero qué vas a hacer en Los Ángeles? ¿Por qué no me avisaste? —pregunta un tanto preocupado— ¿Pasó algo?

Mi Vida, Mi Destino Where stories live. Discover now