Capítulo 9- Una pizca de comprensión

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—Creo que es hora de que me retire —la sacó de su ensoñación el príncipe George, con esa voz tan característica—. Miladi —Asintió hacia ella con rapidez, como si no soportara estar allí ni un segundo más, hecho que no le sorprendía a Cassandra. 

—Su Alteza Real —respondió ella, inclinando la cabeza durante unos segundos antes de alzarla para percatarse de que Lord Howard y Su Alteza Real ya se habían ido. 

—¡Espléndido! —surgió de improviso su tía Pauline—. ¡Lo has hecho excepcionalmente bien! Cuando te vi tropezar con el príncipe, discretamente me retiré para brindarte estos momentos a solas con él. Tu artimaña con el tobillo ha sido sumamente astuta, Cassandra. Si sigues así, conseguirás casarte antes de que termine la temporada. 

Cassandra, ignorando los comentarios de su tía, depositó su pie en el suelo, verificando que Lord Howard lo hubiera acomodado nuevamente y que el dolor ya no fuera tan intenso. Ese enigmático caballero había afirmado que Su Alteza Real lo conocía bien. ¿En qué contexto? Si el príncipe estaba involucrado en el ejército y el Marqués de Suffolk apenas había mostrado indicios de su regreso a Inglaterra, mucho menos vinculados al ejército. No le había sorprendido que un caballero acudiera en su ayuda, que lord Howard se hubiera arrodillado para auxiliarla era algo común en la alta sociedad inglesa. Pero... 

«¿El príncipe le había preguntado si le dolía?»

—¿Qué quieres? —inquirió el príncipe George en cuanto se alejaron de lady Colligan. 

—¿Ya has olvidado lo de Kowloon? Me dejaste en una prisión —respondió Brandon, el Marqués de Suffolk, con esa voz apenas expresiva que lo caracterizaba. No por nada lo apodaban el «fantasma». 

—Veo que ya has salido. 

—No gracias a ti. 

—Sabía que tarde o temprano lo harías. Ahora, si me disculpas...

—Es muy guapa —añadió Brandon, dedicándole una mirada significativa a lady Colligan, que ya se había puesto el zapato y se ponía de pie con la ayuda de su "impertinente" tía. 

—No tenía idea de que observaras esos detalles. Pensé que solo te preocupabas por el dolor.

—Oh, de eso estoy hablando, de dolor. La forma en que se ha removido bajo mis manos cuando le he tocado su tobillo torcido y el pequeño gemido que ha escapado de su garganta han sido suficientes para llamar mi atención. 

El príncipe no mostró ninguna alteración ante las vacilaciones de Lord Howard. Sin embargo, retuvo un dato crucial: "tobillo torcido". Esto sugería que Cassandra no había fingido su malestar. Aunque todavía podía haber persuadido a su tía para que él la acompañara en el baile, al menos el incidente del tobillo y los minutos adicionales compartidos con ella sentado no parecían haber formado parte de un plan premeditado. Volvió a mirarla, pero ya no la encontró en el asiento ni en ninguna parte del salón de baile. 

—Se ha ido hace dos minutos —lo sacó de sus pensamientos Brandon, mirando su reloj de bolsillo mientras se llevaba su monóculo al ojo derecho. El famoso monóculo de Brandon Howard, el mejor espía del país. El Marqués de Suffolk había servido a la Corona Británica como espía, concretamente, había estado bajo sus órdenes durante los últimos años de guerra en China. 

—¿No tenías trabajo con los Peyton y los Howard? ¿Qué quieres de mí? Estás fuera de servicio. 

—Un espía nunca está fuera de servicio, Coronel. Y sí, he encontrado el cuerpo de mi prima enterrado en medio de un camino, el cuerpo de Virgin Monroe, hija de la hermana de mi padre. Estoy segura de que ha sido Thomas Peyton, debes de hacer algo para encerrarlo entre rejas. 

El Diario de una CortesanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora