Capitulo 22: El quilombo de la vida

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Enzo estaba feliz. Saludó un par de señoras en la parada del colectivo y al chófer, aunque todas sus monedas se habían ido en el boleto y la máquina azul grandota que se tragó una por una sus monedas. Fue parado porque no había asientos pero, mirando el paisaje de la ciudad al mediodía, sonrió recordando el fin de semana. Su plan había salido mal, sí, pero no tanto. Apenas fue lunes lo primero que pensó fue "esto se lo tengo que contar a Sonny". El colectivo empezaba a acercarse al local y se preparó para bajar. El timbre no sonó a la primera, ni a la segunda: "¡PARADA!" Exclamó.

Bajó en la parada de la plaza. el local estaba ahí, frente suyo. Sonny trabajaba hoy desde el mediodía. Iba a hacerle el aguante mientras le contaba sobre Julián. Es lo que estuvo pensando todo el día. Cuando cruzó la calle y estuvo en la vereda del local, recordó que también le tenía que hacer algunas preguntas. Si bien su plan salió bien, el de Pedro parecía que no. Estaba metido en todos lados y si no fuese porque trabajaba de noche, no le daría la existencia para solucionar la vida amorosa de todos.

Entró al local. Buscó con la mirada a Heungmin pero no lo encontró. Micaela fue la que le dijo que estaba atrás, haciendo un par de cosas, que ahora le avisaba que venía. Se tomó ese tiempo para notar lo vacío que estaba el local; sólo el noticiero de fondo sonaba en la tele colgada. Olía el aroma de las milanesas que se cocinaban en el buffet. Era mediodía y empezaba a tener hambre. Las canchas vacías. Recordó que tenía que pedirle una a Heungmin para el martes y otra para el viernes. Casi le picaban los pies de las ganas de jugar al fútbol que tenía. Quizás, algún día, debería invitar al grupo de Julián para jugar contra ellos.

"¡Y a Sonny! Él tenía pinta de saber jugar. Capaz se copa" pensó en su cabeza. Tenía muchas ideas para un partido. Algún día se organizaría bien. Capaz.

Heungmin finalmente apareció. La emoción de Enzo se cayó cuando vio la cara mentirosa del coreano. Le hizo una expresión clara, sabiendo que algo estaba mal. No le gustaban los mentirosos, menos iba a tragarse otra mentira de Heungmin. Se reía por el intento que hacía por mantenerse contento.

—¿Qué pasó?— canturreó como una madre que atrapaba a su hijo. Heungmin se hizo el sorprendido pero nada movía a Enzo de su suposición.

—Nada. Hola— Heungmin se hizo el ofendido de que no le había saludado. —¿Ya no saludás vos?—

—Te pregunté qué te pasó— siguió Enzo, estoico en su lugar. Se cruzó de brazos.

Heungmin odiaba que Enzo lo conozca tan bien. Cuando se rindió, la expresión tranquila de Heungmin volvió a caer en esa ojerosa, cabizbaja.

—Te odio—

—Ya sé— respondió Enzo riéndose. Lo había atrapado. —Dale, ¿qué pasó?—

Enzo tenía una idea. Pedro le había contado. Aún así, le sorprendió ver las manos de Heungmin temblando de nuevo. Así también cazó en el aire el olor a cigarro que tanto odiaba. Ya no se reía porque algo estaba pasando. Algo que Pedro no le había contado. Enzo miró atento a Heungmin esperando una respuesta lógica. No sólo había vuelto a fumar sino que esas manos temblorosas le molestaban mucho. Parecía que estuviera teniendo una recaída.

—¿Te cuento afuera?— Pero la mirada serena de Heungmin luchaba por mantenerse. Enzo no le importó mucho y sólo asintió, siguiéndole el paso.

Lo de Julián pasó a segundo plano. Sentados en el solcito de mediodía vio que Heungmin volvía a prender un cigarro. Enzo se lo iba a sacar pero Heungmin quitó la mano rápido, lejos de él.

—Lo necesito— se excusó.

—No, no necesitás esa porquería. Dame— Enzo insistía estirando el brazo, tratando de quitárselo de las manos. Heungmin lo empujó y, así, Enzo exclamó: —¡Sonny! Ya sabés lo que te va a pasar—

Friday (You're in Love) | Cutison.Where stories live. Discover now