— Pero... ¿Era tuyo el papel o no?

— Me dijo desde el primer día que tenían que ver todas las obras para tomar la decisión final. Que yo le había gustado mucho, pero que tenía que ser profesional por encima de todo. Eso me hizo confiar mucho más en él. Me habló de que aunque no me cogieran para el papel, me fuera con él a Nueva York y que seguro que podría conseguir algún papel, aunque sea de figurante y la verdad que yo ya en lo único que pensaba era en aprender con él y cumplir mi sueño desde abajo, pero a su lado.

— Madre mía, qué intensidad en ti, cualquiera lo diría a día de hoy.

— Me enamoré fuerte, Paolo, muy fuerte. A lo mejor en muy poco tiempo, sí, pero a veces no hace falta más. Lo que pasa que el palo fue tan tremendo que ahora ya no tengo ilusión por nada.

— Ya... me lo estoy viendo venir.

— Bueno, pues continúo. Esa dos semanas fueron preciosas. Vino a cada una de las funciones sin saltarse ninguna, solo a verme actuar. Hasta que llegó la tercera y última semana.

— ¿Qué pasó?

— Que, como estaba previsto, Sara dejaba la función porque tenía un rodaje, y en su lugar actuaba Ainhoa.

— Uy, ya me huelo el desenlace de esto.

— Hugh vino a esa primera función y ni siquiera se dirigió a Ainhoa, fue extraño. Pero al día siguiente ya nada era lo mismo. Me contestaba a los mensajes muy escueto, me daba largas para quedar... todo muy raro. Yo estaba totalmente obnubilada y no le hacía caso a nadie, pero Ainhoa estaba muy insistente en hablar conmigo, cosa que nunca hice hasta que me enteré de todo. Supongo que se sentiría culpable y quería contármelo antes de que le estallara la bomba en la cara.

— Y le estalló.

— Sí, un par de días después, Hugh me confesó que la primera noche en la que actuó Ainhoa, se liaron y acabaron juntos en el hotel. Para colmo, me dijo que a sus jefes les había apasionado su actuación y que estaba cerrado todo, el papel era suyo.

— Jolín, eso es llegar y besar el santo.

— Es lo que tiene ser perfecta, simplemente.

— Osea, que ahora tú podrías estar en su lugar y ser archiconocida y haber cumplido tu sueño.

— No sé si eso de ser archiconocida era para mí, o no, pero yo tenía un lugar en aquella producción al lado de Hugh y con algún papel aunque fuera pequeñito. Y me lo robó todo, Paolo, todo.

— ¿Y tú familia? ¿Cómo puede llevarse tan bien con ella después de esto?

— Hombre, gracias por llegar ahí. En aquel momento, toda la compañía y prácticamente casi todo el pueblo deseaban de corazón que ese papel fuera mío. Así que imagínate como les sentó esto de Ainhoa. Mi familia le dejó de hablar al verme tan destrozada, el pueblo entero le quitó el saludo y ella... en vez de agachar la cabeza, se cogió una cogorza la última noche antes de irse y se puso a ponernos verdes a todos.

— ¿Y eso? ¿A cuento de qué?

— Pues a cuento de todo el bullying que le habíamos hecho, según ella. De mi familia no dijo nada, bueno, si, cosas bonitas. Incluso de mí también, dijo que no tenía ni idea del favor que me estaba haciendo quitándome el papel ¿se puede ser más rastrera?

— ¿Y no le preguntaste porque te dijo eso?

— No, no le di ninguna importancia.

— Ostras, pues a mí me parece que la tiene. No sé...

— Paolo, estaba borracha.

— Ya...

— Bueno, el caso es que se fue del pueblo a vivir su mejor vida dejándome destrozada a mi y a mi familia. Pero aún no entiendo por qué, un tiempo después mis padres y Marta empezaron a hablar de ella como si nada, y hasta hoy que fíjate, afincada en mi casa.

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