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Llegamos a Oxford dos horas más tarde. Al abrir mis ojos pude ver el campus delante de mí en toda su majestuosidad. Los edificios altos, de un color blanco manchado, con grandes ventanales y vidrios, el césped verde y fresco, el aire ligero. Todo despertaba en mi sensaciones que dejaban mi cabeza dando vueltas, se sentía irreal. 

La brisa ligera chocaba contra mi rostro blanquecino, dejándome aspirar el olor a hierba fresca mezclado con lluvia por previas tormentas. El cielo estaba un tanto nublado, con una luz tenue alumbrando el camino. 

Eran las seis de la tarde cuando mis padres y yo bajamos del coche y llevamos mis maletas hacia la secretaria de la universidad.

-Buenas tardes, soy Kim Taehyung. Venimos a preguntar por mi dormitorio.- dije con una pizca de inseguridad en mi voz. 

- Ah, claro. Espera un momento.- Ella tecleó algo en el ordenador y después se volvió hacia mí. 

-Síganme, por favor.- dijo la chica. Se veía joven y deduje que debía tener unos 34 años. Andaba deprisa por los grandes pasillos, tanto que casi la podía perder de vista si me quedaba embobado admirando la magnitud de los pasillos. 

Eran unos pasillos grandes y anchos, el techo quedaba lejos y mis piernas casi flaquean al ver cuán largo ese pasillo era. Subimos las escaleras hacia los pisos de arriba, las cuales eran igual de majestuosas que el resto del palacio, y cuando mis piernas empezaban a dar signos de cansancio llegamos ante la que iba a ser mi habitación. 

Sin duda investigar el palacio iba a ser una de mis primeras actividades una vez estuviese establecido en mi dormitorio. 

-Bien, Taehyung. Esta es la llave a tu dormitorio, compartes la habitación con otro estudiante de tu año, Jung Hoseok. Está estrictamente prohibido salir del dormitorio a partir de las 9:30 de la noche. Por vuestro bien os recomiendo seguir las normas. Si tienes alguna pregunta, no dudes en usar el teléfono de la habitación. - dijo la chica, dejándonos a mis padres y a mí en frente de la puerta. 

Me sorprendió el tono con el que la chica había dicho eso, no era consciente de las posibles normas con las que me encontraría una vez estuviese en la universidad. Sin embargo, entendía por qué debían haber esas normas.

Estaba nervioso. Nunca había compartido mi vivienda con nadie que no fuesen mis padres, y ahora estaría compartiéndola con un completo desconocido. Solo podia esperar que no fuese lo peor del mundo. Seria demasiado pedir un compañero ... normal? 

Mis padres y yo entramos en la habitación y miramos embobados a nuestro alrededor. El cuarto era enorme, tenía dos camas, una en cada lado de la habitación. Las camas eran clásicas, tenían una madera encima de ellas que le daba el toque antiguo y eran dos camas de matrimonio. 

Supongo que dormiría a lo ancho después de todo. No me tendría que preocupar por no tener espacio. 

La habitación era blanca y el techo tenia dibujos esculpidos. Vi la cama de mi compañero, la cual estaba llena con sus maletas, sin embargo, él no se encontraba ahi. 

-Taetae, esto es precioso. No puedo creer que vayas a vivir aquí por cuatro años.- dijo mi madre mientras tocaba la mesita de noche de al lado de mi cama. 

Ni una mota de polvo. Estaba todo impecable. Había cuadros por la habitación, decorando las blancas paredes. Eran cuadros inspirados en Shakespeare por lo que podía reconocer. Pinturas inspiradas en Enrique VIII, Otelo, y Hamlet. 

Las había leído y debía decir que Hamlet tenia un lugar especial en mi ranking de las mejores obras que había leído. Era el segundo en mi lista, el primero siendo El Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. 

No pude evitar sonreír al ver esos cuadros. 

-¿Quieres que te ayudemos a desempaquetar?- dijo mi padre desde la puerta de la habitación. 

-Oh, no, no hace falta. Tengo un sistema de orden muy especifico así que lo haré luego.- dije. 

-¿Estás seguro? Te voy a echar mucho de menos, osito. - dijo mi madre abrazándome, o mas bien asfixiándome. 

-Y yo a ti, mamá.- dije aspirando fuerte intentando respirar de nuevo. Me solté de los brazos de mi madre y me dirigí a mi padre. 

-Cuídate bien, hijo. Nos veremos pronto, y no dudes en llamarnos si necesitas algo. -dijo mi padre abrazándome. 

-Estás bien mayor ya.- dijo mi madre sollozando. 

-Ay, mamá, ya.- dije riendo. 

Alguien tocó la puerta y entró. Un chico aparentemente de mi edad, con pelo negro y complexion delgada. 

-Hola, tú debes ser Taehyung. Soy tu compañero, Hoseok.- dijo sonriendo mientras me tendía la mano. 

-Un placer.- dije estrechando su mano. 

-Bueno, osito, te dejamos ya. Nos vamos a casa. No dudes en llamar. Te queremos.-dijo mi madre mientras salía de la habitación junto con mi padre, y cerrando la puerta en el proceso. 

-Así que...osito, eh?

Me reí ligeramente y empecé a desempaquetar las cosas de mis maletas. Iba a ser un largo día de ordenar. 

Después de un rato, ya tenia mis cosas bien colocadas en el armario, la decoración estaba puesta, mis libros en la estantería y mis maletas guardadas debajo de la cama. 

Me tumbé en la gran cama y cerré los ojos, exhausto. La cama era blandita y suave, sentía que me iba a dormir en cualquier segundo cuando Hoseok se levantó de su cama de golpe.

- ¿Quieres salir a ver el campus o algo así? Eres, oficialmente, la primera persona que conozco aquí, así que...- dijo Hoseok. Abrí los ojos y me incorporé en la cama. 

-¿Tienes algún lugar pensado?

-Podríamos empezar por los pasillos, después los pisos subterráneos y la biblioteca.- dijo Hoseok. 

-Aunque son las 21:30 de la noche, ¿crees que podemos vagar por los pasillos a estas horas?- dije.

-¿Estas de broma? A estas horas es cuando todo empieza.- dijo él sonriendo. 

-De acuerdo, pues. - dije sintiendo la emoción en mi pecho. 

Metanoia - VkookWhere stories live. Discover now