26. Reencuentro inesperado

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Hace una mueca ante mis palabras.

—Como quieras —será bonita pero todo queda en segundo plano cuando abre la boca—, tu te lo pierdes.

Sin más vuelvo a cerrar la puerta poniendo el pestillo para que no se le ocurra colarse a mi habitación. La creo tan capaz.

Antes de acostarme a descansar un poco me doy una ducha para dormir mejor. Me recargo en la pared de la regadera. Respiro profundo, no se por que demonios vine aquí me da la terrible sensación que no es lo correcto.

Se que debo de mantenerme alejado de ella lo más que pueda, no quiero verla pero sigue ahí la sensación que en cualquier momento la veré. No quiero salir de estás cuatro paredes. No quiero que a mí padre se le ocurra hacer alguna de sus estupideces.

Me desligue de él desde hace tiempo pero se con certeza que de alguna forma sigue mis pasos y que en cualquier cosa que me equivoqué habrá consecuencias.
No quiero que se entere que he venido aquí.

Cierro el paso del agua para salir de ahí, busco la toalla para secarme y luego me la enrollo en la cintura. Me pongo en el espejo y me quitó la perforación de la lengua. Llevo años con ella y aún así no me la he querido retirar.

Seguro esto ya no va con mi personalidad ya que soy un hombre de treinta años, ya no tenga tanta juventud como antes.

Aunque hay que aceptarlo se sigue viendo sexy en mi.

Camino despreocupado por toda la estancia, abro la maleta para sacar un pantalón de tela y una camiseta de mangas cortas. Me siento en el sofá que hay para mirar la TV.

En un segundo cierro mis ojos, dejo de escuchar la televisión que está en francés y no entiendo ni un carajo, solo una que otra. Debería aprenderlo a la perfección.

Dejo de pensar y me dejó ir para descansar en un sillón que seguro cuándo despierte tendré algún dolor en el cuerpo.

El cuerpo se me vuelve liviano, empiezo en mi mundo de sueños. Viajo entre todos los que se han repetido en estos años.

Este es diferente.

Camino por una casa que ni siquiera conozco, mis pasos son lentos pero certeros. No conozco de nada este lugar, no me genera nada. Hay puertas, es un pasillo seguro serán habitaciones. Más adelante hay una puerta abierta, es la única que se mantiene abierta. Me acercó con cautela para que nadie escuche mis pasos.

Llego y pego a la pared, saco un poco mi cabeza y me asomo solo un poco.

Hay una voz de una niña riendo, son unas suaves carcajadas de alegría. Veo su cabellera tan rubia y también se encuentra una mujer, se encuentra de espaldas. Se inclina al cuerpecito de la niña y le hace cosquillas y suenan sus risas de ambas.

Me asomo un poco más para poder observar mejor la situación. La decoración de la recámara son de tonos pasteles de tantos colores, muñecas por dónde quiera así como peluches. La cama es grande con sábanas lilas y cojines azul cielo.

Sigue riendo como si no notaran en absoluto mi presencia.

Doy un paso adelante para entrar por completo a aquel sitio. Le doy leves repasos a la mujer, lleva un pantalón de mezclilla con una blusa normal y sin duda reconocería en donde quiera que fuera su cabello.

Su cabello cae a los lados tapando el perfil de su rostro pero se que es ella, es Elaine. Veo como la niña se levanta y me ve. Veo las similitudes de ella y Elaine, su cara tierna esos labios, la nariz e incluso la sonrisa. Solo que sus ojos son azules como los míos.

Subastada al mejor postorWhere stories live. Discover now