Capítulo 1 - Señora mandona

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—Amm hace un par de semanas, dijo que estaba en Ecuador.

Laila y Brian intercambiaron un par de miradas, sabiendo que aún sus amigos no llegaban.

—Parece que somos los primeros en llegar— dijo Laila a lo que los dos chicos asintieron.

—Eso parece— se limito a decir el rubio, sonriéndole a su prometida.

Vince los miro de reojo y simplemente no podía entender como estos dos aún seguían juntos después de todo lo que había pasado, pero estaba feliz por Laila, por saber que ella era feliz con Brian, a pesar de que él se llevará tan mal con Brian.

—¿Qué se siente?— pregunto Vince mirando a Brian.

—¿Qué cosa?— dijo el rubio sin entender su pregunta, lo cual causo gracia a Vince.

—Estar del otro lado de un cartel de se busca— Laila esbozo una pequeña sonrisa al entender como Vince y Brian aún no se llevaban del todo bien, tratando de no burlarse de ambos.

Brian solo miro a Vince tratando de encontrar la forma correcta de responder, pero no la encontró así que solo miro a Laila y se dió cuenta al instante como se estaba burlando de ambos con solo ver su sonrisa.

—Va llegar— ignoro completamente la pregunta de Vince, poso su mano por la espalda de la chica y se acercó para decirle algo. —¿Y tu de que te burlas?

—No lo sé, solo me doy cuenta de lo bien que se llevan— le susurro Laila aún conteniendo las ganas de burlarse de los dos.

—Que bueno que eres mi prometida...

—Lo sé, porque sino sería peor— le sonrió Laila para luego seguir caminando con su amigo Vince. —Entonces, Mia me contó que ya tienes a alguien.

Vince miro de reojo a la castaña y asintió.

—Se llama Rosa.

—Muero por conocerla.

—Y ya llegamos— dijo Vince mientras se acercaba a su mujer y a su hijo.

Mientras Brian y Laila los miraban, pues al parecer Mia no les había dicho nada sobre que Vince ya tenía un hijo.

¿Tienen hambre?— pregunto la mujer de Vince, Rosa, pero se podía notar que Brian y Laila no entendían lo que dijo solo con ver la expresión en sus caras.

—Eh Vince— le pidió ayuda Laila a su amigo.

—Oh si, Rosa pregunto si tenían hambre— les aclaró el grandulon.

—Morimos de hambre— rió la menor.

Vamos, entren— los invito a entrar Rosa y la única razón por la que entendieron es porque ella les hizo una seña de que entraran a su casa.

Tan pronto como entraron Rosa les sirvió algo de comida a la pareja, y al verlos como comían con tal desesperación definitivamente se notaba que habían pasado hambre durante todo este tiempo fuera.

De verdad tenían hambre— le dijo Rosa a Vince mientras miraban como Brian y Laila comían.

—Si, eso parece.

Una vez que Brian y Laila terminaron de comer el rubio se fue a tomar un poco de cerveza y a charlar con Vince, mientras Laila ayudaba a Rosa a lavar los platos y a cuidar al pequeño bebé.

—¡Vince!— le gritó Laila llamando su atención y la de los demás. —¿Cómo se llama el bebé?

Nico— le sonrió Rosa, a lo que Laila la miro algo confundida.

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